El sábado pasado María José y yo visitamos la casa-museo de Pérez Galdós, situada en el antiguo barrio de Triana, en las Palmas de Gran Canaria. Nos acompañó en el recorrido una guía de origen checo, persona muy simpática y despierta. Dado que sólo estábamos en la visita nosotros, tuvimos ocasión de comentar muchas cosas. La verdad es que llevaba mucho tiempo deseando visitar esta casa. Desde que compré, con trece años, el primer fascículo de los Episodios Nacionales, de la editorial Orbis, tenía ganas de ver in situ lo que me sugería una reproducción del despacho de Galdós que aparecía en la introducción a la obra. Luego fui sabiendo de más cosas, como que los muebles que contenían los libros estaban diseñados por el propio escritor. Cuando me adentré en la relación entre Galdós y su profesor de Literatura Latina, Alfredo Adolfo Camús, tuve la oportunidad de conocer una faceta poco exporada de los estudios galdosianos. Galdós ya sabría probablemente, en Canarias, de la existencia de ese eminente maestro a quien luego guardó un cariño singular. Probablemente leyó en su casa el Compendio de Historia Universal de Camús, donde pudo tener un singular acercamiento a una concepción liberal de la Historia. También leyó en Canarias el Elogio de la Locura de Erasmo de Rotterdam, autor con el que volvería a reencontrarse al cabo del tiempo gracias a su maestro. He visitado la casa recordando todas estas cosas, y quise dejar por escrito este recuerdo, en el libro de visitas. Expresar nuestro cariñoso recuerdo por los maestros es algo fundamental, pues, nos sitúa en la historia.
Escribo estas cosas en el vestíbulo del Hotel Meliá Las Palmas. El barrio de Triana queda lejos de aquí, pero la casa de Galdós ahora está más cerca de mí.
Francisco García Jurado
No hay comentarios:
Publicar un comentario