C. Plinio á su amigo Augurino. Salud.
"He pasado estos últimos días leyendo y escribiendo con tranquilidad suma. "¿Cómo has podido hacerlo en Roma?", preguntarás. Era la época de los espectáculos del circo, que no me atraen en lo más mínimo, porque no encuentro en ellos nada nuevo, nada variado, nada que no baste haberlo visto una vez. Admírame por extraordinario modo que tantos millares de hombres tengan la pueril pasión de ver de tiempo en tiempo caballos que corren y aurigas guiando carros. Y si se complaciesen con la velocidad de los caballos ó destreza de los conductores, aún habría alguna razón. Pero hoy no se fijan más que en el color del traje de los que luchan; y solamente se mira, solamente apasiona este color. Si en medio de una carrera ó de un combate, se hiciese pasar á un lado el mismo color que hay en el otro, en el acto se vería que su atención y votos seguían á aquel color, y abandonaban los hombres y caballos que conocían de lejos y á los que la amaban por sus nombres. Tanta gracia, tanta influencia tiene una vil túnica, y no diré sobre el populacho, más vil todavía que la túnica, sino hasta en hombres graves. Cuando pienso que no se cansan de ver con el mismo gusto y asiduidad cosas tan vanas y frías y que con tanta frecuencia se repiten, encuentro secreto placer en no ser sensible á tales bagatelas, y con gusto dedico á las bellas letras un tiempo que los demás pierden en frívolas ocupaciones. Adiós."
Plinio el Joven, libro IX, carta VIII trad. de D. Francisco de Barreda
2 comentarios:
Creo que en todas las épocas encontramos algún texto parecido, yo te dejo a Cándido, espero que te guste ;)
[http://lacuevadelciclope.blogspot.com/2010/06/crisis-what-crisis.html]
Muy bueno, Theodora. El cuento de Voltaire siempre me ha encantado.
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