Una mañana de sol invernal y una exposición realmente memorable que va a tener lugar en el Centro Cultural Conde Duque desde el 18 de diciembre de 2008 hasta el 15 de febrero de 2009. La Historia de un país está compuesta de pequeñas-grandes historias que nos hacen comprender mejor las circunstancias generales de un momento dado. La creación de la nueva Facultad de Filosofía y Letras supuso, ante todo, el afán de llevar a cabo la renovación académica, siempre tan difícil, y de hacer, en la medida de lo posible, realidad un hermoso sueño. Que esta facultad fuera, al menos durante unos tres años, quizá la mejor de Europa, fue una feliz y efímera realidad. Hoy, día dieciocho de diciembre, ha asistido un numeroso público a la inauguración de esta exposición que culmina un largo proyecto emprendido hace ya unos dos años por los profesores Santiago López-Ríos y Juan Antonio González Cárceles. Entre los asistentes es realmente emotiva la presencia de antiguos alumnos, jóvenes hoy día de más noventa años que aún son capaces de revivir aquel momento áureo de su vida. De entre estas personas hoy destaco a María Teresa Bermejo, cuya fotografía incluyo aquí, testigo excepcional.
La evocación del ambiente de los años treinta es uno de los logros de esta exposición, donde el buen gusto destaca en muchísimos detalles. Uno de ellos es el uso de los característicos carteles que aún hoy día pueden verse sobre las puertas de los despachos. Pequeños elementos decorativos, cotidianos o invisibles para los que habitan la facultad, pero que vistos en la exposición se convierten en una seña de identidad. Qué decir de la vidriera art-decó, reproducida a menor tamaño en la exposición, que ya puede admirarse, de nuevo esplenendorosa, en el hall del edificio. Como la facultad de Morente fue viajera, no podía faltar la evocación del crucero por el Mediterráneo, misión cultural y de Estado, que supuso para quienes lo hicieron una de las experiencias más inolvidables de su vida. La exposición termina con una gran maqueta de la Ciudad Universitaria tras la Guerra Civil y su reconstrucción durante la posguerra. Discontinuidad y continuidad, esa clave histórica que define lo español a lo largo de tantos siglos.
Ha sido un día admirable, que luego ha continuado ya en casa con la lectura del precioso catálogo y del CD que lo acompaña. Volveré a visitar la exposición una cuantas veces, pues no quiero perder detalles que hoy, debido a la gran cantidad de público, no me ha sido posible ver con calma. Espero que quienes se acerquen a la exposición vean más allá de una mera circunstancia histórica o de un hecho concreto. Con la facultad de Filosofía y Letras se levantaba un monumento a la cultura de Occidente, la antigua y la moderna, y su relación con Oriente. Hoy he sentido el orgullo de ser profesor y de haber podido aportar mi pequeño granito de arena a este inmenso proyecto.
Francisco García Jurado
H.L.G.E.
3 comentarios:
Paco, espero poder visitar la exposición cuando vaya a Madrid estas Navidades. Te propongo dos retoques a la entrada:
- la foto del Cuartel del Conde Duque está desenfocada;
- para los clasicistas: ¿y si añades los nombres de quienes se ocupaban del latín y el griego en lo que entonces se llamaba Universidad Central?
(y claro que lo era; mi suegro, de Barcelona, todavía tuvo que irse en los años 50 a Madrid para presentar su tesis doctoral de Farmacia).
Un abrazo
José B. Torres
Querido amigo:
He cambiado la foto ya, sólo era un problema de formato.
Sobre los nombres de los clasicistas me das una idea: publicar un nuevo blog. De todas formas, ahora, en la revista de Estudios Clásicos, aparece un trabajo dedicado, precisamente, a esos clasicistas de la facutad. gracias por tu interés.
Apasionante la época en general, apasionante la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid en esos años, apasionante la vida de gente como María Teresa Bermejo... Quien tenga un mínimo de interés por la historia y la cultura de este país, debería de ver esta Exposición.
Publicar un comentario