Mi amigo el profesor José Torres preguntaba el otro día acerca de quiénes habían enseñado lenguas clásicas en esta mítica facultad de Filosofía y Letras de los tiempos de García Morente. A esta cuestión me llevo dedicando con pasión y entrega ya hace más de un año, y sobre ella hablaré en más de una ocasión en estos cuadernos de bitácora. Dar una simple lista de nombres no es respuesta suficiente, si no se aborda con valentía lo que hay detrás de ellos. Como en casi cualquier departamento de universidad, o cualquier familia incluso, se dan cita tres generaciones de profesores en las dependencias del nuevo edificio: los que pertenecen, para entendernos, a la generación de Menéndez Pelayo (1856-1912), como Mario Daza (1860-1943) (Catedrático en Madrid desde 1898) o José Alemany (1866-1934) (Catedrático en Madrid desde 1899); los que pertenecen a la generación de Ortega y Gasset (1883-1955), como Pedro Urbano González (1879-1966) (Catedrático en Madrid desde 1932); finalmente, los más jóvenes, o la generación de Jorge Guillén (1893-1984), donde hay que situar a profesores como Agustín Millares (1893-1980) (Catedrático en Madrid desde 1926), Bernardo Alemany (1896-1972) (Catedrático en Madrid desde 1927) o Juliana Izquierdo Moya (1888-1966) (ayudante de facultad). Esto es una muestra pequeña, pero significativa, de las personas dedicadas a los estudios clásicos durante este periodo. Hay diversidad y diferencias notables entre ellos, que en buena manera explican muchos aspectos de la historia intelectual española. Gracias al estudio detenido de sus biografía llegamos a comprender mejor ciertas relaciones con el mundo cultural de la época, así como con el mundo científico, en particular el Centro de Estudios Históricos. Debo recordar que la Filología Clásica en España existe oficialmente desde el año 1932, y que es fruto de un complejo proceso que arranca en los años 80 del siglo XIX, al calor de la llamada Polémica de la ciencia española. En esta ocasión sólo quiero llamar la atención sobre un libro singular que representa muy bien lo mejor de aquellos estudiosos. Se trata del el libro titulado Ratnavali o El collar de perlas por CriHarsa; comedia traducida directamente del sánscrito y prácritos por Pedro Urbano González de la Calle; precede una introducción al estudio de la dramática india antigua por Mario Daza de Campos (Madrid, Victoriano Suárez, 1934). Pedro Urbano González de la Calle, que había venido desde la Salamanca de Unamuno, aprende sánscrito con Mario Daza, el decano de los profesores. Gracias a ese aprendizaje nace una colaboración ejemplar que se plasma en este libro único y hermoso. Ahora el libro puede verse en una de las vitrinas de la exposicion, como podéis ver en las fotografías que ilustra este texto. A la derecha del libro hay una gramática latina, la de Millares Carlo y Agustín Gómez Iglesias, libro también ejemplar del que hablaré en otro momento con más calma. También queda pendiente hablar de otra cuestión interesante y delicada: la relación (tangencial) entre los renovados estudios clásicos y la II República española. La historia de vuelve apasionante, y mis estudios con ella.
Francisco García Jurado
H.L.G.E.
1 comentario:
Muy interesante. Muchas gracias por instruirnos.
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