Ahora que estamos a punto de publicar un trabajo sobre los manuales románticos de literatura latina (a partir de entonces "romana", al menos entre los alemanes), sabemos que el descubrimiento de los palimpsestos se convirtió, a comienzos del siglo XIX, en una de las características definitorias de una nueva forma de ver las letras latinas. También sabemos que hubo un poema que vinculó este descubrimiento filológico con el propio espíritu de su tiempo. El palimpsesto es el texto resucitado, y la imagen se volverá romántica por excelencia. POR FRANCISCO FRANCISCO GARCÍA JURADO HLGE
El cardenal y filólogo Angelo Mai fue quien inició la lectura y recuperación de los palimpsestos, labor que su entonces amigo Leopardi supo reconocerle encontrando, además, un hermoso motivo poético en esta técnica de rescate de una escritura anterior borrada para escribir sobre ella, y así lo expresa en el Canto que dedica en 1820 precisamente al descubrimiento de Angelo Mai:
"Italo audaz, ¿es que jamás te cansas
de arrancar de las tumbas
a nuestros padres, obligando a que hablen
en este siglo muerto, en el que pesa
tanta niebla de tedio? ¿Y cómo llegas
tan fuerte y tan frecuente a nuestro oído,voz de nuestros abuelos,
tan largo tiempo muda? ¿Por qué tanta
resurrección? Fecundos se han tornado
los pergaminos; a la edad presente
los claustros polvorientos
reservaban las obras generosasde nuestros padres. ¿Qué valor te infunde,
ítalo egregio, el hado? ¿Acaso en balde
contra el valor humano lucha el hado?
Voluntad de los dioses fue sin duda
que cuando era más hondo
y grave nuestro olvido irremediable,
sonara en todo instante nuevamente
la voz de nuestros padres. Aún se apiada
de Italia el cielo. Aún velan por nosotros
algunos inmortales:
que siendo exactamente ésta la horaen que hay que restaurar las herrumbrosas
virtudes de las ítalas naturas,
vemos cómo se alza
el clamor de los muertos, y a los héroes
olvidados abrir casi sus tumbas
para saber si en esta edad ociosa
te es grato, patria, aún, el ser cobarde (...)"(Cantos, trad. de Diego Navarro, Barcelona, Orbis/Origen, 1982, pp.17-18.)
Pocas veces podremos encontrar en la historia de la literatura que una técnica filológica llegue a ser un motivo poético, pero este caso es importante sobre todo por lo que significa: la resurrección de los "padres clásicos". No debemos olvidar la extraordinaria formación clásica del poeta de Recanati, que a los quince años comienza a aprender griego sin necesidad de maestro alguno, y que un año más tarde hace entrega a su padre de una versión latina con comentarios acerca de la vida de Plotino . Llama la atención, además, que el término "palimpsesto" haya servido después como metáfora de la reescritura en la teoría literaria. Así lo hizo Antonio Machado al decir que todo poema era un palimpsesto y, sin saber que el término había sido ya propuesto por el poeta español, luego lo hizo Gérard Genette. FRANCISCO GARCÍA JURADO
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