Es sabido que algunas palabras, dada su inmensa capacidad para designar muchas cosas, terminan teniendo un significado léxico difuso e imperceptible.
La palabra “tema”, que en la primera acepción del Diccionario de la Real Academia se define como “Proposición o texto
que se toma por asunto o materia de un discurso” ahora sirve prácticamente para
todo, incluso, si apuramos el lenguaje, para sustituir a la preposición “por”. POR
FRANCISCO GARCÍA JURADO
Hace ya muchos años me sorprendió cómo un individuo
encorbatado y orgulloso de haber triunfado en la vida preguntaba en un taller
de automóviles qué tal iba “el tema” de sus neumáticos. Jamás pensé que tales adminículos
de caucho revistieran semejante envergadura intelectual, comparables al “tema
del amor en la literatura española” o al “tema de la justicia y el hambre en la
Historia de la humanidad”. En fin, como bien reza una inscripción a la entrada
de la madrileña casa de Lope de Vega, PARVA PROPRIA MAGNA / MAGNA ALIENA PARVA,
que viene a decirnos que nuestras pequeñas cosas son importantes para nosotros,
mientras que las cosas importantes que no nos conciernen se nos antojan irrelevantes.
Esto hace que nos preocupe más, pongamos por caso, “el tema de cortarnos las
uñas de los pies” que, por ejemplo, “el tema de los derechos humanos”. Pero,
más allá de este banal uso léxico, la palabra “tema” viene adoptando posiciones
sintácticas realmente curiosas… y peligrosas. Me llama la atención una
construcción que ya vengo detectando desde hace mucho tiempo: “ha faltado al
trabajo por temas de enfermedad”. Frente a la sana y llana construcción “ha
faltado al trabajo por enfermedad” o “a causa de una enfermedad”, observo
cómo ciertos hablantes, en especial personas que trabajan en diferentes ámbitos
de la gestión, introducen orgullosamente la palabra “tema” junto a la preposición “por”. Esto quiere decir que “tema” está, acaso,
sustituyendo a la palabra “causa” en estos menesteres que le eran tan propios.
El acercamiento de la palabra “tema” a la noción de causalidad provoca también
en el ámbito coloquial construcciones asindéticas donde tras la palabra “tema”
desaparece la preposición “de”. Así lo veo en un comentario referente a una
verja que rodea el actual Museo de Historia de Madrid: “pero te recuerdo que se
tuvo que poner por tema pintadas y meadas cerveceras”. La elipsis de la
preposición “de” puede tener un mayor alcance del que parece. ¿Y si también
elidimos la preposición “por” que va por delante? Esto es lo que oí a finales
del año pasado, cuando tuve que avisar a unos poceros para que sacaran el agua
que se había acumulado en el hueco del ascensor de mi inmueble:
“Esto va a
ser tema filtraciones”
1 comentario:
Hola
Concuerdo con su comentario.
Lo de usar "tema" para referirse a cualquier cuestión o asunto y "por" y lo demás aunque no venga al caso es una enésima muestra más de lo mismo: del dominante ocio mental y de ahí a hablar o a escribir sin propiedad haciéndolo como les venga a su regalada gana en determinado momento.
Hay una contaminación en tantos ámbitos que es de lo más insoportable.
Saludos
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