Jorge Luis Borges sueña, en cierto momento, que el tiempo se confunde y que puede ofrecer en persona un libro a su
admirado Leopoldo Lugones: “Mi vanidad y mi nostalgia han armado una escena imposible. Así será (me digo) pero mañana yo también habré muerto y se confundirán nuestros tiempos y la cronología se perderá en un orbe de símbolos y de algún modo será justo afirmar que yo le he traído este libro y que usted lo ha aceptado.” (Jorge Luis Borges, “A Leopoldo Lugones”). Con todo el cariño del mundo, el profesor José García Blanco siempre será el grato recuerdo en el que quisiera confundirme más allá del tiempo. En los años ochenta tuve el privilegio de seguir su curso de literatura griega en la Universidad Autónoma de Madrid. Allí recorrimos de una manera inolvidable lo mejor de la literatura escrita en la lengua de Homero. No me quedé satisfecho, sin embargo, con la nota de un examen, y sin afán alguno de modificarla sí acudí a su despacho para hablar con él. Allí ocurrió un hecho transcendente para mi vida, pues en su
mesa había unas separatas suyas con un sugerente titulo: "Juliano en Cavafis". Pepe me regaló una, creo que por mi expresión de asombro y fascinación, y de allí surgió una entrañable amistad. En aquel momento descubrí por vez primera que un profesor también podía tener una intensa faceta de investigador. Aquel instante se convirtió en algo absoluto. El emperador Juliano había ocupado una parte importante de su trabajo y aquello me introdujo como por arte de magia en la literatura griega de época imperial. Después tuve el honor de que me asesorara para un trabajo sobre el concepto de sensación en Cavafis que muy bien podría haber sido una tesis sobre el epicureísmo en la literatura neoalejandrina. Opté por el latín, y ahora sé que prescindí de Cavafis.
Querido Pepe, me he acordado de ti mucho estos días, y creo que ha sido como una premonición de lo inevitable. Por otras circunstancias tuvimos que acudir este verano al hospital de San Chinarro, tan cerca de la urbanización donde está tu casa, y aquello me trajo asociaciones de ideas entre la alegria y el dolor, entre el pasado y el presente.
Déjame al menos pensar que aquella mañana de 1984, cuando me regalaste la separata de "Juliano en Cavafis", durará para siempre.
Francisco García Jurado
H.L.G.E.
4 comentarios:
Gracias, Paco, por esta evocación. Es curioso, tanto tiempo trabajando juntos y no conocía el interés de Pepe por Cavafis.
Al profesor García Blanco no tuve la suerte de conocerlo, pero ahora sé porqué la primera vez que entré en tu despacho salí con un ramillete de maravillosas separatas sobre literatura clásica y literatura española que todavía hoy releo. Gracias al profesor García Blanco por formar al profesor García Jurado que, con mucho esfuerzo, me está formando a mí.
Mi recuerdo para Pepe García Blanco, un magnífico profesor y todo un caballero. De los buenos recuerdos que guardo de Clásicas en la Autónoma. Que el Señor te conceda la paz que todos anhelamos.
Tuve la suerte de ser su alumna en dos cursos de Filología Clásica: en segundo de carrera mos enseñó Literatura Griega y en tercero textos griegos. Tengo un grato recuerdo de él como profesor. Con bondad infinita atendía nuestras quejas en los exámenes y siempre recordaremos lo mucho que aprendimos con él de Homero.
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