martes, 30 de diciembre de 2008

LOS ORÍGENES DE LA FILOLOGÍA CLÁSICA EN ESPAÑA


Lecturas informales -lo eran todavía- de textos escritos en la década de los años 80 del siglo XIX, en particular de Menéndez Pelayo y Alfredo Adolfo Camús, me llevaron a la sospecha de que el uso de la juntura "Filología clásica" no fue efectivo en España hasta esta etapa. Es evidente que cuando hablo de "uso" estoy pensando en ciertos contextos intelectuales privilegiados, pues ni aún hoy día, si salimos a la calle, nuestros paisanos tienen muy claro eso que llamamos -aún- Filología. El caso es que la conformación de unos estudios de Filología clásica en España responde, como ya he tenido ocasión de decirlo en otras ocasiones, a un complejo complejo cultural cuyo comienzo puede situarse en la etapa señalada y su cristalización -primera- ya en los años de la II República. Todo ello lo he tratado con cierto detenimiento en un trabajo del que me siento particularmente orgulloso, y que acaba de aparecer en la revista Estudios Clásicos. Cien notas a pie de página, en nada accesorias, enriquecen este trabajo, donde he dejado muchas horas de archivo y biblioteca y, sobre todo, he intentado hacer una propuesta metodológica diferente, que integre la historia de la Filología en el contexto más amplio de la Historia de la Cultura. También quiero dejar constancia de inestimables ayudas a la hora de escribirlo, como la de Santiago López Ríos y Jaime Siles. Esta publicación, además, coincide con las celebraciones relativas a la creación de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid en 1933. Es por ello por lo que ilustro este blog con una de las partes de la vidriera art decó -recién montada, tras su recuperación- que muestran, precisamente, las alegorías de Grecia y Roma, dentro del contexto más general de la representación de las humanidades. Como adelanto de lo dicho, tengo el gusto de reproducir el comienzo del artículo, lo que puede servir, asimsimo, de invitación a su lectura:



En unos tiempos como los actuales, donde parece que a nadie le preocupa lo que ocurre en las disciplinas académicas ajenas, resulta curioso, cuanto menos, leer lo que dice un historiador y filólogo de la talla de Américo Castro en 1928 acerca de los Estudios Clásicos en España:
¿Puede continuar el hecho de que no se produzca un solo libro en España sobre antigüedades clásicas -latín y griego-, que merezca la pena incorporarse a la bibliografía internacional sobre estas materias?1
Este aserto no era, ciertamente, gratuito o casual. El mismo Américo Castro había publicado en 1922 una traducción de la Historia de la Lengua Latina de Friedrich Stolz para la llamada “Biblioteca española de divulgación científica”2. Américo Castro contribuye decisivamente a fomentar el interés por los Estudios Clásicos en general y la Lingüística Latina en particular dentro del propio Centro de Estudios Históricos, que en 1933 crea una Sección de Estudios Clásicos y otra dedicada a los Estudios Árabes. Menéndez Pidal deja clara esta circunstancia cuando declara el interés específico que tienen los Estudios Clásicos, sobre todo los relativos a la lengua latina, para el conocimiento del español: “Los estudios clásicos se cultivaron en el Centro de Estudios Históricos principalmente en torno al latín, presupuesto básico para el estudio del español”3. De hecho, no faltan buenos latinistas en este momento, como Pedro Urbano González de la Calle o Vicente García de Diego, de los que luego hablaré, junto a otros nombres imprescindibles como los de Eustaquio Echauri4 o Abelardo Moralejo5. Sin embargo, mientras para la dirección de los Estudios Árabes no se dudó en la figura del catedrático Asín Palacios, para el caso de los Estudios Clásicos se recurrió a un profesor italiano. Fue Américo Castro, de hecho, quien trajo a España al lingüista italiano Giuliano Bonfante6, que quiso rebautizarse como “Julián” (así aparece en los papeles de su expediente). Bonfante, que desempeñó un lectorado de italiano en la Universidad de Madrid durante el curso 34-35, se convirtió en una persona clave de la Sección de Estudios Clásicos del Centro de Estudios Históricos como redactor de la revista Emerita hasta el año 37, donde colaboró con otros eminentes profesores, como el mismo Pedro Urbano, José María Pabón y Antonio Tovar. Junto al Centro de Estudios Históricos, otra institución fundamental para este giro fue la nueva Facultad de Filosofía y Letras de Madrid7, “si no se piensa que la novedad se limitó a la erección de unos espaciosos edificios algo monótonos”, sino en las grandes ideas que en ellos se gestaron, como bien apunta José Carlos Mainer8.


1 A. Castro, “La Ciudad Universitaria”, El Sol, 6 de enero de 1928.
2 F. Stolz, Historia de la Lengua Latina. Traducción de Américo Castro, Madrid, Victoriano Suárez, 1922. Si bien figura oficialmente Américo Castro como traductor, me comenta Jaime Siles que la traducción en realidad pertenece a José Vallejo, según la información que a él mismo le proporcionó el profesor Antonio Fontán.
3 R. Menéndez Pidal, “Discurso de D. Ramón Menéndez Pidal”, en Actas del II Congreso Español de Estudios Clásicos (Madrid-Barcelona, 4-10 de abril de 1961), Madrid, S.E.E.C., 1964, p. 18. Véase también el documentado estudio de José López Toro, “La Filología Latina, propedéutica para la española”, en Cuadernos Hispanoamericanos 238-240, 1969, pp. 296-307.
4 L. S. Sanz de Almarza, Eustaquio Echauri Martínez. Su vida y “Notas filológicas”: (Sobre voces y frases incorrectas). Polemista (contra Américo Castro y J. Balcells Pinto) y eximio lingüista. Apéndice: locuciones latinas y extranjeras frecuentes en literatura, Logroño, s.e., 1992. La figura de Echauri (1873-1953) es muy interesante, tanto por su actitud de polemista como por su Diccionario manual latino-español (primera edición de 1927, con prólogo de Luis Segalá), precedente del diccionario escolar Vox.
5 J. J. Moralejo Álvarez y J. L. Moralejo Álvarez, “Abelardo Moralejo Laso (28.1.1898-10.4.1983)”, Estudios Clásicos 86, 1981-83, pp. 291-298. En Salamanca, Pedro Urbano González de la Calle aficionó a su alumno Abelardo Moralejo en la Lingüística Histórica y Comparada. Asimismo, ya en Madrid, siendo becario del Centro de Estudios Históricos, éste llevó a cabo su tesis doctoral sobre Las oclusivas sonoras aspiradas en latín bajo la dirección de Julio Cejador.
6 Cf. P. Martínez Lasso, Los estudios helénicos en la Universidad española: 1900-1936, Madrid, Universidad Complutense (tesis doctoral), 1988, pp. 697-698. Hasta el momento, este es el único estudio de conjunto sobre el tema que tratamos, si bien no se contempla en él la Filología Latina.
7 Al mismo tiempo, en Cataluña se está produciendo un proceso paralelo gracias a instituciones como el Instituto de Estudios Catalanes, la Universidad Autónoma de Barcelona, e instituciones privadas, como la Fundación Bernat Metge, que crea la fundamental colección de clásicos bilingües del mismo nombre. Asimismo, varios profesores encarnan en Cataluña este proceso de cambio, como José María Balcells (muy bien estudiado por José Luis Vidal en “Joaquim Balcells, el llatinista de la Universitat Autònoma”, en J. Malé et alii (eds.), Del Romanticisme al Noucentisme. Els grans mestres de la Filologia Catalana i la Filologia Clàssica a la Universitat de Barcelona, Barcelona, Universitat de Barcelona, 2004, pp. 93-106) o Lluís Segalá (a quien Carles Miralles ha dedicado interesantes estudios, como Lluís Segalà i Estatella. Sembança biogràfica, Barcelona, Institut d’Estudios Catalans, 2002). En otro momento, debería abordarse el asunto de la complejas relaciones que pueden trazarse entre los clasicistas de Barcelona y Madrid.
8 J. C. Mainer, La Edad de Plata (1902-1939). Ensayo de interpretación de un proyecto cultural, Quinta edición, Madrid, Cátedra, 1999, p. 287.




“Los orígenes de la Filología Clásica en España. La Facultad de Filosofía y Letras de Madrid (1933-1936)”, Estudios Clásicos 134, 2008


Francisco García Jurado

H.L.G.E.

domingo, 28 de diciembre de 2008

MADAME DE STAËL EN MÁLAGA


No, no se trata de una ficción o de una invención audaz sobre la biografía de la deliciosa escritora suiza que, como en otros casos conocidos, hoy se considera francesa. Madame de Staël (1766-1817) nació en un mundo, el ilustrado, y murió en otro, el romántico. En otra ocasión hablé sobre su libro de memorias y sus impresiones acerca de Napoleón, quizá una de las mayores decepciones de su vida. En todo caso, andaba hace tiempo con ganas de leer una de las novelas más populares de esta autora, la titulada Corina o Italia. Por diferentes razones, entre otras, la de adquirir una rara obra de Julien Benda sobre Propercio (1928) de la que hablaré en otra ocasión, acudimos a la preciosa librería de Antonio Mateos que se encuentra muy cerca de la calle Larios, en Málaga. Mientras curioseábamos entre los lomos de piel, María José dio con un ejemplar soñado, precisamente la edición que de la novela Corina se hizo en España en 1820 (publicada en Valencia por Cabrerizo). Se trata de dos bonitos tomos en plena piel, algo fatigada, pero en muy buen estado. Su traductor, Juan Ángel Caamaño dedica a la novela un interesante prólogo que ha sido estudiado pormenorizadamente por la profesora María José Alonso Seoane, de la Universidad Complutense. Ahora que tengo tanto interés en saber sobre los avatares de las humanidades en esa época convulsa que va desde finales del siglo XVIII al tercer decenio del XIX, tenía en mis manos uno de los documentos más tempranos de la conciencia del romanticismo en España. No en vano, la edición coincide con la etapa casi efímera del llamado Trienio Liberal (1820-23), previa a los exilios de lo que después fue la llamada "Década Ominosa". El ideal romántico penetró en España por vías diversas, llegó incluso a los manuales de literatura latina (sobre todo por la inspiración de Schlegel), pero sorprende, en verdad, el prólogo que Caamaño pone a la novelita de viajes escrita por Madame de Staël, donde ya se ve configurada la conocida oposición entre clásicos y románticos: "La voz clásico, como que es una abstracción, puede tener varias acepciones; por tanto, para hablar con juicio de la literatura clásica, y de la romántica, es menester fijar primero el sentido de lo que se quiere dar." Así de claro se muestra nuestro traductor antes de iniciar el viaje literario por Italia.
Todo esto me ha hecho pensar en Madame de Staël mientras tomábamos un café, al caer la tarde, en una cafetería de la calle Larios. La circunstancia por la que esta autora quedará para nosotros siempre unida a Málaga es algo naturalmente circunstancial, si se quiere, incluso arbitrario, pero no deja de ser por ello una razón eficaz. Málaga es una ciudad literaria y cargada de historia. Quizá no sea tan casual haber encontrado esta edición del libro precisamente en ella.

Francisco García Jurado

H.L.G.E.

viernes, 26 de diciembre de 2008

UN SACERDOTE Y PROFESOR DE GRIEGO EN LA FACULTAD DE MORENTE


El olvido es una suerte de ley tácita cuando se escribe la Historia, en especial aquella que no cuadra con nuestros intereses más inmediatos. Pero las circunstancias que envuelven los acontecimientos históricos suelen ser más complejas que nuestros esquemas previos y prejuicios. Siguiendo con el comentario de algunos de los profesores de lenguas clásicas que poblaron la mítica facultad de García Morente, allá por los lejanos años treinta, hoy quería destacar la figura de un profesor encargado de curso que impartió griego entre 1935 y 1936. Se trata de Daniel García Hughes, autor de una gramática griega editada por primera vez en 1935 y luego en el año 39. Como está en este momento descubriendo María José Barrios Castro, es una obra que ya ha asumido los principios de la gramática histórica, de manera parecida a lo que García de Diego había hecho con el latín a comienzos de siglo. Ya habían pasado más de cincuenta años desde la traducción de la pionera gramática de Curtius por parte de Soms y Castelín, y era tiempo más que suficiente para que los nuevos planteamientos dejaran de ser un hecho marcado y sospechoso. Algo de esto quedaba a comienzos del siglo XX, cuando los planteamientos de la gramática tradicional eran más propios de centros religiosos, mientras que los de la gramática histórica, ligada a las nuevas teorías sobre el indoeuropeo y el cambio lingüístico, eran más propias de los institutos públicos. García Hughes, sacerdote y helenista, asume los nuevos principios en su gramática e imaginamos que también en sus propias clases de griego. Gracias a su talento como maestro y helenista llegó en condiciones excepcionales a la facultad de Filosofía y Letras de Morente. Es muy elocuente el testimonio que sobre él expresa María Rosa Alonso1:


"Lo ocurrido con don Daniel García Hughes fue un caso expresivo de la capacidad organizadora del señor García Morente y del buen sentido de la Facultad. Un grupo de alumnos de la misma dábamos clase particular en el centro católico de Amigos de la Enseñanza de la calle de Claudio Coello, 32, con «Don Daniel», canónigo de la Catedral de Madrid y excelente helenista, buen maestro y bellísima persona. Su prestigio docente lo llevó, sin ser ni bachiller, a profesar una cátedra de Griego en la Facultad, a la que sus antiguos alumnos particulares seguíamos yendo. Las máximas facilidades alcanzó luego para hacer el bachillerato y la licenciatura."

(Mª R. Alonso, Pulso del tiempo, Santa Cruz de Tenerife, Ediciones Idea, 2005, p. 283)


Sin embargo, esta etapa "republicana" aparecerá ya contada de una forma velada y anacrónica en la necrología oficial que se le hace desde el CSIC.:

"Daniel García Hughes 1883-1943
«La personalidad vigorosa del Vicedirector del Instituto «Francisco Suárez», Dr. Daniel García Hughes, canónigo de la S. I. C. Basílica de Madrid y Profesor de Sagrada Escritura del Seminario Conciliar, tuvo gran relieve humano y científico, y en pleno servicio al Consejo Superior de Investigaciones, llegó a la muerte en 19 de octubre de 1943. Participó el Dr. García Hughes, con perseverante entusiasmo, en todas las tareas del Instituto «Francisco Suárez» y de modo especial en la organización de las Semanas de Estudios Bíblicos. Colaboró asimismo frecuentemente en sus revistas, y pocos días antes de su fallecimiento aparecía un artículo, debido a su pluma, en la Revista Estudios Bíblicos. Fue alumno del Pontificio Colegio Español de Roma, de la Universidad Gregoriana y del Instituto Bíblico de la Ciudad Eterna. Con tan profunda y completa formación pudo penetrar docta y sagazmente en los estudios escriturísticos desde su juventud. Poseía también a la perfección la lengua griega, que enseñó en las aulas de la Universidad de Madrid. Había llevado a cabo este sabio Profesor una magnífica versión del texto griego del Nuevo Testamento, y la dio repetidas veces a las prensas para sembrar el conocimiento y amor de las letras divinas en la gente de España. Había trabajado también en el campo de la prensa y de la acción social católica durante muchos años. Ejemplar sacerdote ha dejado por heredero universal de sus bienes al Hospital de Sacerdotes de San Pedro Apóstol, de Madrid. Deja, el que fue sabio Vicedirector del Instituto «Francisco Suárez», un alto ejemplo de perseverancia y una labor maciza y fecunda en sus estudios y traducciones de la Sagrada Escritura.»" (Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Memoria de la Secretaría General. Año 1943, Madrid 1944, págs. 69-70, Necrologías.)


Es curioso, hay individuos cuya biografía completa es imposible de contar dependiendo del contexto político en que se esté. ¿Qué mal hay en decir que un sacerdote helenista dio clase en la Facultad de Morente? Otros, de una moral estrictamente laica, como Pedro Urbano González de la Calle, tuvieron que partir después al exilio, y jamás regresaron a España. Que personas de tan distinta filiación política dieran clases en aquel lugar es, precisamente, un indicio de inteligencia.


Francisco García Jurado
H.L.G.E.

domingo, 21 de diciembre de 2008

MARCEL PROUST: ECOS Y REFLEJOS

En 1996 tuve el privilegio de publicar, gracias a la oportunidad brindada por los profesores Enrique Otón Sobrino y Guy Serbat, un artículo que llevaba el título siguiente: “Le vêtement féminin chez Properce et chez Marcel Proust: Polygénèse d'un motif littéraire particulier”
REF. Vita Latina (Université Paul-Valery [Montpellier]), Anno MCMXCVI Mense Iunio nº 142, pp. 44-51. La posibilidad de trazar una relación compleja entre el poeta Propercio y la obra de Proust nace de un doble acercamiento, el académico y el de mis propias lecturas de formación. Ateniéndome por aquel entonces a los criterios propios de la filología positivista, la dualidad entre tradición y poligénesis, no dudé en establecer una relación del segundo tipo entre ambos autores. No me atreví a desentrañar la complejidad y riqueza que pone en relación la poesía de Propercio con la obra de Proust, y en particular la reproducción de las características del amor elegíaco en un contexto moderno. Curioso resulta encontrar la figura del "custos ornati" en la obra proustiana, o la "resurrección" de la amada tras su partida. Un motivo particular y especialmente interesante es el del vestido de la amada, ligado a asuntos como el del primer encuentro o la castidad. Un vestido de Cos fascina tanto y es tan inmortal como "une robe de Fortuny", y la estela de Baudelaire está tras ellos, más allá de cualquier tiempo posible. Todo ello, visto desde nuevas perspectivas, nos invita a trazar un complejo encuentro entre Proust y Propercio, dentro de una visión dinámica de la historia literaria y cultural.
Esto es, precisamente, lo que deseo proponer para mi participación en el Congreso Internacional sobre Macel Proust que se celebrará en Madrid a finales del mes de marzo de 2009. Ha sido un privilegio ser invitado a este encuentro, y una forma de volver a textos muy queridos que han configurado mi vida de lector. Este cuaderno de bitácora se ilustra con un portal de la Place de la Madelaine de París, precisamente donde vivió un Proust niño que ya era novelista sin saberlo.

Francisco García Jurado

H.L.G.E.

Debates-Encuentros

Congreso Internacional: Marcel Proust: Ecos y Reflejos
Lunes 23, martes 24 y miércoles 25 de marzo 2009

Este encuentro de investigadores tendrá un enfoque esencialmente comparatista y relacionador : Marcel Proust y su obra en diálogo con su pasado estético y literario, en diálogo con su época, así como la huella de su trabajo en otras obras, otras literaturas y otros ámbitos de pensamiento y creación.El Congreso reunirá a profesores universitarios y especialistas nacionales internacionales en la obra proustiana, perspectiva a la que se han querido añadir “otras visiones”, como las de destacados traductores y creadores literarios, con el fin de demostrar que À la recherche du temps perdu es un texto de inevitable referencia cuando se trata de comprender el devenir de la literatura europea del S. XX.La idea del Congreso surge del Departamento de Filología Francesa, y desde el primer momento, dado el carácter relacionador del mismo, se contó con diversos Departamentos de la Facultad de Filología de la UCM, así como con el Institut Français de Madrid, la casa de Velázquez y los Servicios Culturales de la Embajada Francesa y otros organismos internacionales, como “La Société des Amis de Marcel Proust”, otras universidades extranjeras y personalidades ajenas al ámbito universitario.El Congreso se celebrará los días 23, 24 y 25 de marzo del 2009 en tres sedes: Facultad de Filología de la UCM, Casa de Velázquez e Instituto Francés de Madrid en sesiones de mañana y tarde.

Lunes 23 de marzo - Facultad de Filología

9’00- 9’30 Recogida de documentación9’30-10’00 Inauguración oficial del Congreso

Conferencia de apertura

10’00-11’00 Mireille Naturel (U de Paris III – Sorbonne Nouvelle)“Proust et Flaubert: les pas de géants”

11’00-11’30 Dámaso López (UCM)“Proust y Ruskin”

11’30-12’00 Pausa-café

12’00-12’30 Philippe Chardin (U. de Tours)“De la nouvelle au roman : Proust et Joyce”

12’30-13’00 J.L. Martinez-Dueñas (U de Granada)“Proust en la crítica inglesa”

13’00-13’30 Francisco García Jurado (UCM)“El encuentro complejo entre Proust y Propercio: literatura latina y estéticas de la modernidad”

13’30-16’00 Debate y almuerzo

16’00-17’00 Julio Baquero y Silvia Acierno (Traductores)“Proust y el cine: la adaptación imposible”.

17’00-17’30 Torben Lohmüller (UCM)“Walter Benjamín como traductor de Proust”

17’30-18’00 Debate y pausa Taller de traducción

18’00-19’00 Mª Teresa Gallego (Traductora) “La traducción ¿eco, reflejo o sic...?”

Martes 24 de marzo - Casa de Velásquez

10’00-11’00 Conferencia plenaria - Javier del Prado (UCM)“Metáforas de la música y la música como metáfora”

11’00-11’30 Mª Angeles Ciprés (UCM)“La phrase musicale de Vinteuil et la structure du récit poétique dans Un amour de Swann”11’30-12’00 José Manuel Losada (UCM)“Proust y la ópera”

12’00-12’30 Pausa-café

12’30-13’00 Francisco González (U de Oviedo)“Du côté de chez Poincaré: l’expérience de la madeleine et ses modèles scientifiques”

13’00-13’30 Eugenia Popeanga (UCM)“La ciudad en La recherche”

13’30-14’00 Doina Popa-Liseanu (UNED)“Le voyageur (dé)voilé: Proust chez les Ocsebib”

14’00-16’30 Debate y almuerzo

16’30-17’00 Fernando Iwasaki (Escritor)(Título por determinar)

17’00-17’30 Epicteto Díaz Navarro (UCM)“Espacios de la memoria: Marcel Proust y Juan Benet”

17’30-18’00 Debate y pausa

18’00-18’30 José Ignacio Díez (UCM)"¿Tiempo perdido? Francisco Umbral busca a Proust"

18’30-19’30 Herbert Craig (U. de Nebraska)“Proust en España durante los tiempos de Franco”

Miércoles 25 de Marzo - Institut Français de Madrid

10.00-11.00 Conferencia plenaria - Luc Fraisse (Universidad de Strasbourg)« Proust romancier, critique d’art ? »

11.00-11.30 Michel Bertrand (Universidad de Provence)« Amour de Swann, Amour de soi, Amour du cygne, Amour du signe »

11’30-12’00 Pausa-café12.00-12.30 Luis Gaston (Universidad de Granada)« Proust y Claude Simon: dos escrituras, una memoria.Discurso narrativo, memoria afectiva »

12.30-13.00 Mª Angeles Sirvent (Universidad de Alicante)«Proust y Barthes »

13.00-13.30 Montserrat Serrano (Universidad de Granada)«Ecos de Proust en Patrick Modiano: los caminos de la memoria»

13.30-16.00 Debate y almuerzo16.00-16.30 Patricia Martinez (UAM)Título por determinar

16.30-17.00 Elisa Martinez-Garrido (UCM)«La sensualidad visual de La luna y las hogueras de Cesare Pavese: ¿ecos y reflejos de pinceladas proustianas? »

17.00-17.30 Arno Gimber (UCM)«Marcel Proust en W.G. Sebald: en busca de la memoria perdida»

17.30-18.00 Debate y pausa

18.00-19.00 Conferencia de clausura - Dominique Rabaté (U de Bordeaux)«Après Proust. Stratégies de la mémoire aujourd'hui” (Quignard, Modiano, Jean-Paul Goux) »

Todas las informaciones sobre el Congreso: Tel: 91 394 54 07 (Dpto de Filología Francesa. UCM)Contacto: mlguerre@filol.ucm.es y carriedo@filol.ucm.esTeatro - C/ Marqués de la Ensenada, 10 Entrada libre hasta completar el aforoConferencias en francés o en español / Sin traducción

sábado, 20 de diciembre de 2008

LA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS EN LA SEGUNDA REPÚBLICA: LAS LENGUAS CLÁSICAS


Mi amigo el profesor José Torres preguntaba el otro día acerca de quiénes habían enseñado lenguas clásicas en esta mítica facultad de Filosofía y Letras de los tiempos de García Morente. A esta cuestión me llevo dedicando con pasión y entrega ya hace más de un año, y sobre ella hablaré en más de una ocasión en estos cuadernos de bitácora. Dar una simple lista de nombres no es respuesta suficiente, si no se aborda con valentía lo que hay detrás de ellos. Como en casi cualquier departamento de universidad, o cualquier familia incluso, se dan cita tres generaciones de profesores en las dependencias del nuevo edificio: los que pertenecen, para entendernos, a la generación de Menéndez Pelayo (1856-1912), como Mario Daza (1860-1943) (Catedrático en Madrid desde 1898) o José Alemany (1866-1934) (Catedrático en Madrid desde 1899); los que pertenecen a la generación de Ortega y Gasset (1883-1955), como Pedro Urbano González (1879-1966) (Catedrático en Madrid desde 1932); finalmente, los más jóvenes, o la generación de Jorge Guillén (1893-1984), donde hay que situar a profesores como Agustín Millares (1893-1980) (Catedrático en Madrid desde 1926), Bernardo Alemany (1896-1972) (Catedrático en Madrid desde 1927) o Juliana Izquierdo Moya (1888-1966) (ayudante de facultad). Esto es una muestra pequeña, pero significativa, de las personas dedicadas a los estudios clásicos durante este periodo. Hay diversidad y diferencias notables entre ellos, que en buena manera explican muchos aspectos de la historia intelectual española. Gracias al estudio detenido de sus biografía llegamos a comprender mejor ciertas relaciones con el mundo cultural de la época, así como con el mundo científico, en particular el Centro de Estudios Históricos. Debo recordar que la Filología Clásica en España existe oficialmente desde el año 1932, y que es fruto de un complejo proceso que arranca en los años 80 del siglo XIX, al calor de la llamada Polémica de la ciencia española. En esta ocasión sólo quiero llamar la atención sobre un libro singular que representa muy bien lo mejor de aquellos estudiosos. Se trata del el libro titulado Ratnavali o El collar de perlas por CriHarsa; comedia traducida directamente del sánscrito y prácritos por Pedro Urbano González de la Calle; precede una introducción al estudio de la dramática india antigua por Mario Daza de Campos (Madrid, Victoriano Suárez, 1934). Pedro Urbano González de la Calle, que había venido desde la Salamanca de Unamuno, aprende sánscrito con Mario Daza, el decano de los profesores. Gracias a ese aprendizaje nace una colaboración ejemplar que se plasma en este libro único y hermoso. Ahora el libro puede verse en una de las vitrinas de la exposicion, como podéis ver en las fotografías que ilustra este texto. A la derecha del libro hay una gramática latina, la de Millares Carlo y Agustín Gómez Iglesias, libro también ejemplar del que hablaré en otro momento con más calma. También queda pendiente hablar de otra cuestión interesante y delicada: la relación (tangencial) entre los renovados estudios clásicos y la II República española. La historia de vuelve apasionante, y mis estudios con ella.


Francisco García Jurado

H.L.G.E.



jueves, 18 de diciembre de 2008

LA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DE MADRID EN LA SEGUNDA REPÚBLICA


















Una mañana de sol invernal y una exposición realmente memorable que va a tener lugar en el Centro Cultural Conde Duque desde el 18 de diciembre de 2008 hasta el 15 de febrero de 2009. La Historia de un país está compuesta de pequeñas-grandes historias que nos hacen comprender mejor las circunstancias generales de un momento dado. La creación de la nueva Facultad de Filosofía y Letras supuso, ante todo, el afán de llevar a cabo la renovación académica, siempre tan difícil, y de hacer, en la medida de lo posible, realidad un hermoso sueño. Que esta facultad fuera, al menos durante unos tres años, quizá la mejor de Europa, fue una feliz y efímera realidad. Hoy, día dieciocho de diciembre, ha asistido un numeroso público a la inauguración de esta exposición que culmina un largo proyecto emprendido hace ya unos dos años por los profesores Santiago López-Ríos y Juan Antonio González Cárceles. Entre los asistentes es realmente emotiva la presencia de antiguos alumnos, jóvenes hoy día de más noventa años que aún son capaces de revivir aquel momento áureo de su vida. De entre estas personas hoy destaco a María Teresa Bermejo, cuya fotografía incluyo aquí, testigo excepcional.


La evocación del ambiente de los años treinta es uno de los logros de esta exposición, donde el buen gusto destaca en muchísimos detalles. Uno de ellos es el uso de los característicos carteles que aún hoy día pueden verse sobre las puertas de los despachos. Pequeños elementos decorativos, cotidianos o invisibles para los que habitan la facultad, pero que vistos en la exposición se convierten en una seña de identidad. Qué decir de la vidriera art-decó, reproducida a menor tamaño en la exposición, que ya puede admirarse, de nuevo esplenendorosa, en el hall del edificio. Como la facultad de Morente fue viajera, no podía faltar la evocación del crucero por el Mediterráneo, misión cultural y de Estado, que supuso para quienes lo hicieron una de las experiencias más inolvidables de su vida. La exposición termina con una gran maqueta de la Ciudad Universitaria tras la Guerra Civil y su reconstrucción durante la posguerra. Discontinuidad y continuidad, esa clave histórica que define lo español a lo largo de tantos siglos.


Ha sido un día admirable, que luego ha continuado ya en casa con la lectura del precioso catálogo y del CD que lo acompaña. Volveré a visitar la exposición una cuantas veces, pues no quiero perder detalles que hoy, debido a la gran cantidad de público, no me ha sido posible ver con calma. Espero que quienes se acerquen a la exposición vean más allá de una mera circunstancia histórica o de un hecho concreto. Con la facultad de Filosofía y Letras se levantaba un monumento a la cultura de Occidente, la antigua y la moderna, y su relación con Oriente. Hoy he sentido el orgullo de ser profesor y de haber podido aportar mi pequeño granito de arena a este inmenso proyecto.



Francisco García Jurado


H.L.G.E.

Visita a la exposición del Museo del Prado "Entre dioses y hombres"

Aquí os mando un enlace al blog de mi página donde comento la visita con mis alumnos a la magnífica exposición dedicada a las esculturas grecolatinas del museo Albertinum de Dresde. Espero que os guste.
http://odisea.webnode.com/blog/

miércoles, 17 de diciembre de 2008

LITERATURA BURGUESA MODERNA Y HUMANISMO CLÁSICO


Como prometí hace unos días, voy a seguir indagando en alguna de las circunstancias de la novela Rosa Krüger, de Sánchez Mazas. Es una obra a la que dediqué cierta atención hace unos años dentro del marco de lo que denomino la relación entre la literatura burguesa moderna y el humanismo clásico. La literatura burguesa moderna, encuadrable desde el punto de vista histórico entre Goethe, que marca su inicio, y Thomas Mann, que supondría su final, se mueve entre dos grandes sucesos externos: la Revolución Francesa y la II Guerra Mundial. Es un largo período de la cultura europea, donde se crea una literatura específica, propia de una clase social emergente, que todavía entiende la cultura europea como una categoría legítima para poder entender el resto de realidades. Esta situación terminará tras la II Guerra Mundial, debido al auge de los poscolonialismos. En todo caso, hoy quería centrarme en la especial relación que encontré entre la novela se Sánchez Mazas, buen exponente de este tipo de literatura, y Goethe, como precursor.




En 1936, Rafael Sánchez Mazas (1894-1966), padre de Rafael Sánchez Ferlosio, comienza la redacción de su novela Rosa Krüger "estando refugiado en la embajada de Chile en Madrid, para distraerse y distraer a sus compañeros de cautiverio, que esperaban todas la noches con impaciencia la hora en que venía a leerles los capítulos que iba escribiendo como una novela por entregas", en palabras de Liliana Ferlosio. La novela quedó inacabada y sin publicar, a pesar de su extraordinaria calidad literaria. En 1984, la editorial madrileña Trieste la publicó finalmente, gracias, entre otros, a Andrés Trapiello, buen conocedor de las especiales circunstancias de la novela[1]. En 1996, una editorial catalana, Ediciones del Bronce, vuelve a publicarla[2]. Rafael Sánchez Mazas, ha sido considerado en alguna ocasión como "un aristócrata de la literatura"[3], pues aún en sus años de mayor gloria jamás mostró interés alguno por publicar la que puede ser sin lugar a dudas su mejor novela. Se trata de una novela alegórica en la que el protagonista, Teodoro, realiza un largo viaje por Europa en busca de una mujer a la que ha visto tan sólo unos momentos en una estación de ferrocarril. A su vez, como si de una sucesión de grados de iniciación se tratara, tiene relación con otras tres mujeres: Coloma, su hermana, o "la invitación trágica y embriagadora a un pecado infame"; Ángela, su esposa, o "el pecado latente bajo las apariencias de virtud", y Persephone (sic), quien "bajo la invitación malsana al pecado (...), acababa por ser la renuncia al pecado y el arrepentimiento" (R.K., p.234). La obra, una elegía dedicada al heroísmo del hombre de bien, es muy rica en fabulaciones, por lo general tomadas de Homero, y está imbuida de un profundo catalanismo del Val d'Arán. Dentro de una concepción tradicionalista que luego desarrollará, asimismo, en su novela La vida nueva de Pedrito de Andía, la mitología clásica es considerada como substrato de la religión cristiana (R.K., pp.86-87; 89-90) y el estilo narrativo se nutre de diversas fuentes literarias que van desde Homero, Dante, Petrarca, hasta autores como Goethe y Proust. Singularmente, se deja sentir la influencia de la "novela de aprendizaje", en este caso simbolizada en Aquiles y Quirón (R.K., p.303). No obstante, en el crisol de improntas estéticas y literarias que se dan cita en la novela de Sánchez Mazas, especialmente el modernismo y la novela erótica de comienzos del siglo XX[4], hay una obra precedente no señalada aún por la crítica que nos parece fundamental, ya que, en buena medida, puede estar configurando la propia estructura de la novela. Se trata de Hermann y Dorotea[5] de J. W. Goethe, peculiar muestra de lo que el autor alemán quiso que llegara a ser un nuevo género en el que el ciudadano burgués fuera una transposición del antiguo héroe épico. Se trata de una pequeña obra que tuvo gran celebridad también en España[6]. El libro se divide en nueve cantos, cada uno dedicado a una musa, y su estilo trata de imitar el hexámetro de la épica homérica. El poema pretende dar un sentido a la historia y a la vida humana tras las consecuencias devastadoras de la Revolución Francesa de 1789 mediante la interpretación trascendente de los ecos clásicos, entendidos éstos como una clave para poder comprender los acontecimientos futuros. A ello se suma, además, un “idilio burgués” de marcado carácter pastoril que permite establecer una singular asociación entre la tradición clásica y el amor universal[7]. Dado este planteamiento, tenemos un esquema argumental muy sencillo: Hermann, el joven protagonista, se enamora de una bella joven que huye entre los desgraciados ciudadanos que se han visto obligados a dejar sus casas a causa de la invasión francesa. Nuestro protagonista logra el consentimiento de sus padres para ir a buscar a esta joven, llamada Dorotea, que terminará siendo su esposa.
Junto a las diferencias evidentes entre la "épica popular" de Goethe y la "novela alegórica" de Rafael Sánchez Mazas, hay una serie de paralelos estructurales y temáticos que nos han hecho pensar en la impronta precursora que la obra del autor alemán pudo tener en esta novela inédita hasta muchos años después de que fuera escrita. Al tiempo, el carácter ideológico que a todas luces presenta el uso del humanismo clásico como garante de un orden en crisis en cada una de las obras, escritas en dos circunstancias históricas extremas (la Revolución Francesa en una, y la Guerra Civil española en otra), da lugar a una fructífera reflexión acerca de la función que la presencia de las literaturas clásicas tiene en las postrimerías de la novela burguesa moderna. Sánchez Mazas, al margen de sus ideas falangistas, puede ser un buen ejemplo de este género que todavía es capaz de manifestar las categorías de su propia cultura en calidad de categorías universales, y del que Thomas Mann será, probablemente, el broche de oro. Es sorprendente observar cómo H.D. de Goethe mantiene una serie de notables rasgos en común con la obra de Sánchez Mazas, lo que podría invitarnos a ver en ella no sólo una de las posibles fuentes de R.K., sino, probablemente, una auténtica obra precursora[8].



[1] La edición, muy cuidada, aún puede encontarse en librerías de viejo. Hay en la anteportada una foto de Rafael Sánchez Mazas leyendo Rosa Krüger en la embajada de Chile en el año 1937. Precisamente, durante los días en que comenzamos a preparar este trabajo, volvieron a salir a la luz los tres cuadernos de memorias de Manuel Azaña que le fueron robados en 1937. Andrés Trapiello nos recordaba en un emotivo artículo titulado "El juguete averiado" (EL PAÍS 23-I-1997) cómo Azaña intentó recuperar sus diarios robados a cambio de entregar a Rafael Sánchez Mazas, que había caído preso cuando intentaba huir de España.
[2] Rafael Sánchez Mazas, Rosa Krüger, Barcelona, Cuadernos del Bronce, 1996. Ésta será la edición por la que citaremos. A partir de ahora, nos referiremos a la novela como R.K.


[3] El escritor catalán Joan Perucho nos refiere así las circunstancias de la publicación póstuma de esta novela: "Menosprecia la publicación de sus libros (sc. Sánchez Mazas), hasta el punto de que su mejor novela -Rosa Krüger- estuvo abandonada en un cajón de su mesa de trabajo hasta que Andrés Trapiello la descubrió 50 años después de haberla escrito. Entonces, es verdad, intervinimos Pere Gimferrer, Carlos Pujol y yo" (Joan Perucho, Los jardines de la melancolía. Memorias, Valencia, Pre-Textos, 1993, pp.159-160).
[4] A este respecto, resulta imprescindible el estudio de Luis Gómez Canseco, “El hombre inocente. Arquetipos y estructura míticas en dos novelas de Rafael Sánchez Mazas”, Exemplaria 1, 1997, pp. 111-136.
[5] Citaremos por la siguiente edición española: J.W.Goethe, Hermann y Dorotea. Reineke el zorro. Introducción de José Miguel Mínguez Sender. Traducción de Rafael Ballester, Barcelona, Bruguera, 19842 (a partir de ahora citaremos como H.D.). Es, asimismo, destacable, la traducción de Alfredo Gallant.
[6] La popularidad de esta obrita en España puede apreciarse en las varias ediciones que tuvo desde finales del siglo XIX a la primera mitad del siglo XX. Es significativo que cuando Manuel García Morente enumera en su conocido discurso sobre “Goethe y el mundo hispánico” (Revista de Occidente, nº CVI, Abril de 1932, p. 134) las traducciones de las principales obras de Goethe al castellano y al catalán coloque en segundo lugar, tras el Werther, la obra de Hermann y Dorotea, por delante de Fausto y las Elegías Romanas.
[7] Cf. Francisco García Jurado, “Homero y Virgilio desde la literatura burguesa moderna: entre «Hermann y Dorotea», de J. W. Goethe, y «La montaña mágica», de Th. Mann”, Cuadernos del Sur. Letras 31, 2001, pp. 37-55.
[8] Al hablar de “obra precursora” nos referimos a una interesante concepción borgiana de la literatura que consiste en observar cómo ciertas obras cumplen la función de realzar los textos anteriores, como podemos ver en su ensayo titulado “Kafka y sus precursores”, que comenta de la siguiente manera Tania Franco Carvahal (Literatura Comparada, Buenos Aires, Corregidor, 1996, p.92): “Como se ve, para Borges, es el texto de Kafka el que realza al texto anterior y le da sentido. Él lo revaloriza al convertirlo en uno de sus precursores. De ese modo, si hay deuda, es del texto anterior con aquel que provoca su redescubrimiento y no, como quería Harold Bloom, de éste para con aquellos que supuesta o realmente influyeron sobre él”.

domingo, 14 de diciembre de 2008

SÁNCHEZ MAZAS, EL MALVADO


Hace ya un tiempo envié una carta al diario El País que no fue publicada (en honor a la verdad, también debo reconocer que es mayor el número de cartas enviadas que me han publicado que el número de las rechazadas). Tenia que ver con esa visión excesivamente política de nuestro canon literario, un fenómeno nada nuevo, por cierto. Dado que el otro día emitieron por televisión la versión cinematográfica de la novela Soldados de Salamina, volví a recordar el absoluto desprecio que se hace a la obra de un autor allí tratado. Si bien no tenemos por qué comulgar con las ideas de ese autor, ello no debería ser óbice para valorar otros aspectos de su obra, como alguna de las ficciones que escribe, a caballo del modernismo y la herencia de los clásicos antiguos y modernos. En fin, paso, sin más, a reproducir el contenido de aquella reseña:


Veo en El País del martes 19 de noviembre de 2002 que la novela de Javier Cercas, Soldados de Salamina, sigue dando de qué hablar, ahora en Alemania, país donde la mala conciencia colectiva aún es un fantasma que se deja ver de vez en cuando. Sobre mi mesa aún está la reciente novela de Javier Cercas, Soldados de Salamina, que me ha proporcionado unas más que gratas horas de lectura. Junto a la novela, el interesante artículo que el propio Javier Cercas publicara en El País Semanal del 6 de enero de 2002 ("El país de Salamina") y el penetrante análisis que Mario Vargas Llosa le dedicara en El País del 3 de septiembre de 2001 (“El sueño de los héroes”), fecha que hoy nos resulta absolutamente lejana por tantas cosas. Tiene razón Vargas Llosa cuando advierte las raras veces que tenemos ocasión de estar ante un prodigio de la narrativa, e imagino que su texto admirativo sobre la novela de Cercas podría resumir el sentimiento de muchísimos lectores de Soldados de Salamina. Pero hay también en mi mesa otra novela, Rosa Krüger, en su primera edición de 1984, a pesar de que fuera escrita entre 1936 y 1937. Frente a la “historia real” de Cercas, Rosa Krüger nos presenta una alegoría de Europa y un crisol de distintos registros narrativos que van desde la novela erótica de Insúa hasta, a mi entender, los versos de Goethe en su Herman y Dorotea, como he intentado demostrar en un trabajo publicado en las últimas actas del congreso de la Sociedad Española de Literatura General y Comparada, celebrado en León en octubre del año 2000. A ello pueden añadirse los relatos homéricos convertidos en “relatos fantásticos” que preconizan aspectos de la narrativa de Álvaro Cunqueiro o Joan Perucho, unos años después. En Rosa Krüger se nos dice que “la vida no es una novela”, singular contrapunto de la novela de Cercas, que nos presenta la vida precisamente convertida en relato. Volviendo a Soldados de Salamina, tengo la impresión de que hay algo que ha dejado conscientemente en segundo plano Javier Cercas, como es la calidad de Sánchez Mazas como escritor, al margen de ideologías. Esto me recuerda a un artículo que 1994 publicara Antonio Muñoz Molina también en EL PAÍS del 4 de mayo, como es común en sus escritos se trataba de una lúcida reflexión titulada “Eliot, el malvado”, acerca del “escarnio póstumo” que por aquel entonces se estaba haciendo de T.S. Eliot en un estudio biográfico donde quedaba relegada cualquier consideración relativa a la incuestionable calidad literaria o crítica de este autor. Por lo que veo, no es muy diferente el trato que Sánchez Mazas está recibiendo gracias o por culpa de una novela excepcional como la de Cercas. Por cierto, por si no lo dije antes, Rosa Krüger, también excepcional en muchos aspectos, la escribió Rafael Sánchez Mazas. ¿Hasta cuándo seguirá perdiendo la literatura ante la política?

miércoles, 10 de diciembre de 2008

LA EXCURSIÓN "EL MADRID DE JUAN RAMÓN"


El frío no ha impedido que hayamos podido celebrar esta mañana del diez de diciembre de 2008 la prometida excursión al Madrid idealizado y soñado del poeta de Moguer. Y no sólo era ese Madrid, el del poeta, sino también el de los proyectos científicos y educativos, o el de la fe en la cultura y las ideas. A lo mejor no está en nuestras manos cambiar el mundo, pero sí pensarlo, así que esta mañana hemos dado buena cuenta de esa herramienta inapreciable. Nuestro paseo ha discurrido amablemente, gracias a un excepcional grupo formado por las personas que puenden verse en la foto. Procedencias diversas y un aspecto en común: amor al saber. Alumnos y nuevos amigos. Hemos sentido, ciertamente, el orgullo de poder pasear por los jardines de la Residencia de Estudiantes y de hacer una excursión profunda, llena de ideas y sugerencias, cuando no de evocaciones. La primera parada fue en la misma Residencia, sus pabellones gemelos, el central, el llamado trasatlántico, o el mismo banco de piedra frente a ellos. Dentro, en su salón, leímos pasajes de la comedia Los filólogos, de José Bergamín, sátira aristofanesca sobre sus amigos de la Escuela Española de Filologia. También recordamos el idealismo lingüístico con la ayuda de un texto de Vicente García de Diego. Ya después, tras visitar el jardín de las Adelfas y el canalillo, seguimos recorriendo la calle del Pinar para, cruzando la Castellana, llegar hasta la manzana donde está la actual Fundación Ortega y el Instituto Internacional. Así las cosas, hemos logrado desarrollar, mediante un fácil hilo conductor, aunque no evidente, un puente imaginario entre el mundo de la Residencia de Estudiantes y el de la Residencia de Señoritas, y continuar de esta manera las evocaciones, ahora dentro de un nuevo contexto. En el Instituto Internacional hemos evocado, mediante una cotidiana carta de María de Maeztu, un mundo intelectual que todavía hoy resulta muy atractivo. Pilar Piñón, la directora y conocedora del lugar, nos ha vuelto a ilustrar, como otras veces, sobre las circunsancias americanas que hicieron esa empresa educativa posible. El último lugar que visitamos fue la fachada del viejo edificio de la Institución Libre de Enseñanza, hoy día en obras. Allí es necesario el recuerdo de maestros, en particular quien estudió las escuelas de España, Luis Bello, y sus bonitos libros, llenos de noticias para hacer una intrahistoria de la educación primaria.


Francisco García Jurado

H.L.G.E.

martes, 9 de diciembre de 2008

NUEVA PÁGINA WEB PARA LOS AMANTES DEL MUNDO ANTIGUO




Aunque ya nos conocéis, pues seguís nuestro blog, quisiera que conociérais un poco más nuestra labor particular. En estos momentos como profesora de un instituto de enseñanza secundaria estamos trabajando en la página web del mismo. Cada departamento hace su labor y yo estoy elaborando la página del departamento de clásicas.
En mi página, amén de presentarnos, recojo un blog en en el que introduzco cuestiones sobre literaturas moderna con referencias clásicas, poemas con su versión en audio, aspectos que nos parecen llamativos, u otros temas de interés. En las actividades presento las realizadas y las que vamos a realizar como por ejemplo, nuestra próxima visita a la exposición "Entre dioses y hombres", organizada por el Museo del Prado y en la que incluimos no sólo el enlace a la página de la exposición sino también al video de la misma.
En fin, estamos empezando así que espero que no seais muy duros.
Gracias a todos


Mari Jo


lunes, 8 de diciembre de 2008

El Borbón sabía latín

Ahora que se recuerda en los medios de comunicación el grito de guerra de "muerte al Borbón" resuenan en mí los ecos históricos de la lejana Guerra de Sucesión, aquella por la que una nueva dinastía llegó a España para reinar durante un largo e intenso siglo XVIII. Recordaré algunas cosas sobre una de las consecuencias de la llegada de Felipe V a España, la creación de la Real Biblioteca. POR FRANCISCO GARCÍA JURADO HLGE
La Real Biblioteca, denominación a la que se añadió después el adjetivo “Pública”, y a la que el siglo XIX llamó, parece que ya definitivamente, Biblioteca Nacional, es uno de estos lugares básicos para entender algunas de las claves de ese siglo XVIII que, en palabras de Aguilar Piñal, algunos llaman “ilustrado”. Si un austria, Felipe II, fue el impulsor de la escurialense Biblioteca Laurentina, a semejanza de las grandes bibliotecas humanistas de su época, como la Vaticana de Roma o la Marciana de Venecia, ahora un borbón, el recién entronizado Felipe V, favorece la creación de una biblioteca que se inspirará, en este caso, en los nuevos aires venidos de Francia. Si bien tendemos a analizarlos de forma separada, la suma resultante de ligar el poder como el amor a los libros explica buena parte de las claves que definen una y otra institución, pues la cultura nunca ha sido inocente: si Felipe II quería ser un príncipe humanista, Felipe V pretende ser un monarca ilustrado, y necesitaban de vehículos de representación.
Hace unos años, en 2004, se celebró una preciosa exposición dedicada a esta biblioteca. La exposición se repartía en cuatro secciones generales: una Introducción Histórica que arranca de la Guerra de Sucesión, una segunda dedicada a la Real Biblioteca Pública como tal, y otras dos secciones destinadas, respectivamente, a las Ciencias y las Artes. El monumental catálogo que recoge la muestra incluye, además, documentados trabajos de algunos de nuestros mejores especialistas en el XVIII, como Antonio Mestre, a quien los latinistas conocemos, sobre todo, por sus estudios sobre el ilustrado levantino Gregorio Mayans, activo bibliotecario e inteligente contrapunto, merced a su marcado talante clásico e hispano, a una Ilustración muy dominada por las corrientes francesas. Permítaseme ensayar un sucinto recorrido por la exposición, precisamente con los ojos del humanismo clásico y sus inevitables transformaciones en el nuevo contexto de la cultura ilustrada. El siglo XVIII trae nuevos rumbos para la historia de la cultura. Entre otros, cabe señalar el historicismo, concebido como una manera de situar las obras en un contexto temporal determinado, con todo lo que ello implica de distanciamiento y de valoración ponderada. Las lenguas clásicas van a verse implicadas en esa nueva “mentalidad burguesa”, en palabras de José Antonio Maravall, cuando paulatinamente comienza a primar su valor de llaves para comprender y reconstruir un mundo pasado a partir de la correcta interpretación de los más importantes documentos artísticos y literarios. Los nuevos monarcas siguen aprendiendo latín, y el caso de Felipe V es significativo. Ha estudiado según un modelo diseñado para los nietos de Luis XIV por Fénelon y Fleury, en el que se incluye una nutrida nómina de autores latinos. De este tiempo es el Terencio publicado en París en 1642 que se expone en una de las vitrinas. Pero los documentos que más llaman la atención a este respecto son el manuscrito de la traducción de una parte de la Guerra de las Galias hecha por Luis XIV que, como podemos comprobar, su nieto guarda y atesora, o las mismas epístolas latinas que compone Felipe V a manera de ejercicios escolares. Véase, como ejemplo, la descripción que hace de los jardines de Versalles en la epístola XIII:

Mane princeps in horto deambulavimus. Hunc statuae tum antiquae cum recenter factae undique ornant. Nec desunt fontes quorum aqua limpidissima gratísima visu est. Vndique apparent umbrosa nemora omnibus avium generibus plena.



Más allá de estos aspectos ligados a la formación y recuerdos personales del rey, la historia de la Real Biblioteca nos ofrece perspectivas sobre la nueva situación de las ciencias y las artes que nos llevan a pensar inevitablemente en aspectos relacionados con las propias lenguas clásicas. La biblioteca muestra un vivo interés por los nuevos avances científicos, como vemos, por ejemplo, en los herbarios y los diferentes libros dedicados a la matemática o la cartografía. Es significativo que en algunas de las obras aquí expuestas puedan leerse nombres significativos de la ciencia hispana, como el “novator” Juan Caramuel o el, entre otras cosas, matemático Torres Villarroel, o la aportación de los jesuitas, tanto antes como después de su expulsión. En este sentido, como bien apunta José Luis Peset en uno de los capítulo del catálogo, no deben olvidarse acontecimientos que dan cuenta de esta preocupación como el nacimiento de diferentes academias o la impartición de materias científicas en el flamante Seminario de Nobles, anejo al Colegio Imperial. Las humanidades clásicas también fueron testigos de estos aires renovadores, tanto en los intentos de reforma de la enseñanza del latín, aun presa de la barroquización del siglo anterior, como en el papel documental, testimonio de un estado de los conocimientos de la Antigüedad, que van a ir ocupando los tratados científicos grecolatinos. No olvidemos, por ejemplo, el interés de un ministro ilustrado como Campomanes por la recuperación de los viejos tratados de agronomía. Sin embargo, el intento de creación de una academia dedicada a las lenguas clásicas no tuvo jamás ni la coherencia interior ni los apoyos externos suficientes, ni tan siquiera ante el vacío que dejara la expulsión de los jesuitas en 1767.
En lo que respecta a las bellas artes, lo más destacable desde el punto de vista que hemos adoptado es la huella que en la biblioteca encontramos de los descubrimientos de los frescos de Herculano, verdadero punto de inflexión para los estudiosos de la reinterpretación del arte antiguo en el mundo moderno. Así lo vemos en el hermoso ejemplar napolitano de 1757 titulado Le antichità di Ercolano esposte, acompañado de un hermoso grabado con el retrato de Carlos III.

Francisco García Jurado H.L.G.E.

viernes, 5 de diciembre de 2008

UN EPISODIO DE LA GUERRA DE LAS GALIAS


El último libro que la editorial Siruela dedica a la poesía completa de Juan Eduardo Cirlot, "Del no mundo. Poesía (1961-1973)", incluye un intenso poema que tiene como lectura interior La Guerra de las Galias de César. Este es el poema:


Un episodio de la Guerra de las Galias


César no me miró, pero me dijo:
empezarás la lucha por el frente
con sólo una legión y sin jinetes
ni fuerzas auxiliares que te apoyen,
pues debes soportar el principal
ataque.
Todas las demás fuerzas cercarán,
dejando largo tiempo, al enemigo
que así se supondrá con la victoria.
Tienes que resistir y decidir
el foco del combate general.
Ve, anda.
La décima legión fue dispersándose.
Avanzan espaciadas las cohortes.
Voy al lado del águila y a pie.
La herida me duele todavía,
pero el sonido sordo de las armas
me alienta.
Los galos se aproximan por los valles
bajo el cielo brumoso. Ya comienzan
sus gritos a poblar las lontananzas.
Y sus masas de pieles y metales
forman un gran triángulo confuso
que tiembla.
Después de la batalla recogieron,
entre los hierros rotos y los otros
muertos rojos y blancos, por la noche,
mi cuerpo despojado y lo llevaron
a la pira que espera a los difuntos
legados.
Yo vi cómo las fuerzas se reunían
tras la victoria lenta y perseguida.
Me vi lleno de heridas y de muerte.
Lleno de soledad y de silencio.
Seguía junto al águila, muy lejos.
(Poema inédito. Sin fecha)

miércoles, 3 de diciembre de 2008

DICCIONARIO BIOGRÁFICO ESPAÑOL... Y NUESTRO GRUPO


Un proyecto ciclópeo, quizá, pero necesario. El Diccionario Biográfico Español, del que es resonsable la Real Academia de la Historia, ya es una realidad. Cuando supe de su existencia surgieron en mí preguntas e inquietudes. En cierto momento tuve la curiosidad de saber quién estaría haciendo la biografía de mi admirado Alfredo Adolfo Camús, así que llamé por teléfono a una persona responsable del gran proyecto. Entre mis esperanzas estaba la posibilidad de que nadie lo hubiera asumido. Me contestaron con mucha amabilidad desde la academia, lamentando que ya había alguien que tenía asignada esta biografía. Sin embargo, no pude reprimir mi curiosidad por saber quién sería la persona elegida. La sorpresa fue grande cuando dijeron, precisamente, mi nombre. Así que la historia se cerró en un perfecto círculo. Después, algunos de mis compañeros del grupo de Historiografía también recibieron encargos, ya que la Academia precisaba de especialistas y nos pidió colaboraciones. Una pequeña historia de colaboración en un gran proyecto. Hpy, tres de noviembre de 2008, los datos más básicos de cada biografía, como el lugar de nacimiento o el año, se han volvado en internet. Voy a reproducir la noticia tal como aparece en el diario El PAÍS:

Un 'quién es quién' digital de la historia de España
La Academia cuelga en su 'web' un aperitivo de su 'Diccionario biográfico'
RAFAEL FRAGUAS - Madrid - 03/12/2008


Estar o no estar. Tal será el dilema. Los datos biográficos básicos de hasta 40.000 personalidades decisivas de la historia de España, desde la antigüedad hasta nuestros días, son desde ayer accesibles en la Red. Nombre y apellidos; seudónimo o título nobiliario si lo tuvo o tiene; lugar y fecha de nacimiento... Los datos, a los que se accede en www.rah.es/cdeb.htm, han sido contrastados uno a uno documentalmente, según explicó ayer Gonzalo Anes, presidente de la Real Academia de la Historia, durante la presentación del proyecto en la sede madrileña de la institución.
Se trata de un aperitivo brindado por el Centro Digital de Estudios Biográficos y vinculado al más querido proyecto de la Academia: el Diccionario biográfico español, financiado por el Ministerio de Industria y Comercio. Con esta iniciativa digital se adelanta a los usuarios de la Red parte de la información (la más básica) que contendrá -una vez volcado en formato libro- el proyecto acariciado ya en el siglo XVIII por esta institución centenaria: la edición de un compendio con las biografías de los principales hombres y mujeres de la historia de España.
Tras nueve años de trabajo, un equipo comandado por el filólogo Jaime Olmedo y distribuido entre 12 comisiones, desde arqueología hasta ciencias políticas, económicas y sociales, acaba de concluir el diccionario, con 40.000 voces correspondientes a otras tantas personalidades.
El texto, en cuya construcción han participado más de 5.000 redactores de distintas disciplinas, entre ellos los propios académicos -que también figuran como biografiados, admitió Gonzalo Anes-, está finalizado. La obra en su conjunto ocupará un total de 55 tomos, de unas 850 páginas cada uno, y su publicación se prolongará, al menos, durante dos años y medio.
Pero ¿quiénes son merecedores del honor de figurar en sus páginas? El criterio de los académicos de España y de las Reales Academias de Iberoamérica es el que ha fijado la lista. Los más notables ocuparán unas ocho páginas, y los de menor significación, tan sólo media. Precisamente, los criterios de selección componen el aspecto más opinable de todo el proyecto.
Durante la presentación del centro digital, los asistentes pudieron hojear dos tomos recién editados con las primeras biografías. La sorpresa fue mayúscula cuando se cayó en la cuenta de que entre los biografiados no se encontraba Rafael Alberti. Inmediatamente fuentes del Centro Digital de Estudios Biográficos explicaron que se trataba tan sólo de una maqueta de edición, no del tomo en sí.
Según Jaime Olmedo, entre las biografías se han incluido todas las de quienes fueron ministras o ministros de España entre 1805 y nuestros días. Zapatero y Rajoy figuran, por descontado, en sus páginas. Las voces del Diccionario biográfico español corresponden en su mayoría a personas nacidas antes de 1950; los Príncipes de Asturias, el presidente del Gobierno y Mariano Rajoy son algunas excepciones. Políticos, científicos, intelectuales, artistas como Lola Flores, Sara Montiel o Julio Iglesias, así como personalidades de la economía e incluso bufones, amantes célebres y regicidas, como Mateo Morral, recorren las páginas del diccionario.
Entre los integrantes de las 12 comisiones coordinadoras de la redacción se ha dado la paridad de género. No así en los contenidos. "No podemos reinventar el pasado", se lamentaba Gonzalo Anes.
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martes, 2 de diciembre de 2008

EL MADRID DE JUAN RAMÓN


Un artículo de Francisco Umbral en el suplemento cultural del diario El Mundo abrió mi imaginación al hermoso paisaje de la Calle Pinar de Madrid, en particular la vista de los jardines de la Residencia de Estudiantes. Hace casi siete años de la publicación de aquel artículo que leí y perdí físicamente, pero que no se desvaneció, no, en mi memoria. Cuántas veces lo he evocado, sin querer acudir a la hemeroteca para saber si mi recuerdo se correspondía con las palabras de Umbral. Sé que obtuve alguna imagen indeleble de aquella lectura intensa, como la de los tranvías en la distancia, verdaderos símbolos de un Madrid moderno y europeo. Cada vez que vuelvo a la Residencia evoco este artículo que la magia de google permite ahora reproducir, hacer mío, en el blog que estáis leyendo. También, durante este tiempo, hay que felicitarse por la edición de los escritos de Juan Ramón sobre Madrid, o la Guía del Madrid de Juan Ramón que ha publicado en 2007 Rocío Fernández Berrocal (Consejería de Educación. Comunidad de Madrid, 2007), reseñada con tanto buen hacer por mi colega Santos Domínguez en http://encuentrosconlasletras.blogspot.com/2008/06/el-madrid-de-juan-ramn-jimnez.html.

Pero ahora, de momento, es tiempo de la palabra de Umbral, por quien intuí a Baudelaire cuando apenas era un niño, y de intentar entrever con la imaginación el paisaje madrileño que recorreremos la semana que viene:




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Martes, 2 de Diciembre 2008 / Publicado el 19/12/2001
LETRAS : Por el camino de Umbral
El Madrid de Juan Ramón

Juan Ramón era un ciudadano de gris inglés que soñaba una ciudad delineada en torno a silenciosos enjambres de poetas. Era un sueño paralelo al de la República, o sea la República traducida por un poeta, con palomas y funcionarios, con artistas y premios Nobel.
“Reclinados sobre la baranda de piedra de la Plaza de la Armería, negro el arco contra el cielo carminoso que el arco corta y eterniza...”. Juan Ramón Jiménez escribió mucho sobre Madrid, casi todo ello en prosa, y ahora se edita el título Libros de Madrid, que han hecho López Bretones y Sánchez Robayna, con más de un centenar de textos inéditos. Son frecuentes y entrañables estas ediciones azarosas de JRJ, pero nos preguntamos por qué no se da a nuestro mayor poeta del siglo XX en una edición total de varios tomos, con el debido acompañamiento académico, aunque él no era hombre de academias.Hay por lo menos dos Madrid en los que va descubriendo el poeta. En su primera venida a la capital, instado por Rubén Darío, descubre el Madrid clamoroso y sucio de Jacometrezzo, por donde había fatalizado Ganivet en un eterno carnaval, y adonde le meten Rubén Darío y Valle-Inclán en plena orgía modernista. Es de donde él iba a obtener sus caricaturas líricas sobre vivos y muertos, es decir Españoles de tres mundos, libro y género singular que el poeta debiera haber cultivado más por la riqueza y originalidad con que se produce retratando literariamente a lo mejor de la literatura española. Hay otro Madrid, el de los años 20, la Residencia de Estudiantes y todo aquel mundo de la cultura, la ciencia y la amistad inteligente, por donde pasaron desde Luis Buñuel a Severo Ochoa. Este Madrid definitivo y norteño es el que gusta a Juan Ramón. Le gusta tanto que se lo inventa. Gente bien planchada, colina de los chopos, Madrid posible e imposible, altos del Hipódromo, etc. El inglés de referencias que hay también en Juan Ramón se complace en pasear e imaginar una ciudad que pronto sería la de los Nuevos Ministerios, ideados por don Manuel Azaña, es decir, mucha geometría, mucho arbolado, mucho silencio y algún tranvía perdido agitando su cascabel de calderilla, todavía con algo de tranvía de mulas y con algo de organillo, pero ya todo eléctrico y moderno.Aquí es donde se encuentra a gusto el poeta, aparte sus retiros a los sanatorios de los amigos, donde a veces le visita gente tan rara como Valle-Inclán. Y qué bien se entendían el dandy bohemiazo y el señorito andaluz recién lavado. Aquí es adonde vienen a verle quienes pronto serán la generación del 27 y donde el andaluz sueña un Madrid europeo, limpio, tranquilo como una inmensa ciudad universitaria por la que él pueda pasear pensando versos definitivos indefinidamente. Estaba ya ahí la dictadura de Primo y no digamos la guerra civil, pero el poeta hacía como que no se enteraba y seguía con sus sueños cívicos y líricos. Hay un mendigo que le mira detrás de los árboles, que le espía desde su hambre, y el poeta llega a tener miedo. Es un fleco de la revolución que ya se alarga hasta allí.En la obra de JRJ se va produciendo, en esta paz, el tránsito del lirismo acumulado de Moguer al sentimiendo depurado y lacónico de lo esencial. Aquí se anticipa el Diario de poeta y de mar, aquí está naciendo una gran poesía europea y madrileña entre las arpas de los chopos y los soles de la colina. Hoy todo eso es un aparcamiento de coches. Porque Juan Ramón no trabajó en vano ni ociosamente cuando trabajó tanto, sino que, jardinero de sus profusos jardines interiores, tuvo que ir echando fuera toda la maleza modernista para quedarse cada día más puro, más silencioso, más lacónico, como ya hemos dicho, con un laconismo lírico que le fortalece y le acuña.Luego, mucho más tarde, en la vejez, vendría la totalidad arrolladora de Espacio, que le pone en las alturas de Eliot, como cuando las montañas se comunican por la cumbre, según dijera Nietzsche. Pero a la madurez tranquila, la piedra inalterable, la dureza sensible, pertenecen aquellos años madrileños de su gran poesía que, por añadidura, vendría a dar, como ya hemos dicho, toda una destellante generación. Entre Moguer y Nueva York, éste es el Juan Ramón que más leemos, el ciudadano de gris inglés que soñaba una ciudad delineada en torno a silenciosos enjambres de poetas. Era un sueño paralelo al de la República, o sea la República traducida por un poeta, con palomas y funcionarios, con artistas y premios Nobel.Ya sabemos cómo acabó todo aquello, pero en cada una de las casas donde vivió Juan Ramón había un proyecto logrado de amor y poesía cada día. Todavía sabe uno encontrar la colina de los chopos, el Madrid posible e imposible en algunas tardes en que el otoño acuña oro, en que la primavera es un palomar cubista donde alguien está encerrado recitando al poeta. Las llaves las tiene mi querido Pepe Velasco.
UMBRAL, Francisco
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lunes, 1 de diciembre de 2008

PÉREZ GALDÓS EN SU CASA DE LAS PALMAS


El sábado pasado María José y yo visitamos la casa-museo de Pérez Galdós, situada en el antiguo barrio de Triana, en las Palmas de Gran Canaria. Nos acompañó en el recorrido una guía de origen checo, persona muy simpática y despierta. Dado que sólo estábamos en la visita nosotros, tuvimos ocasión de comentar muchas cosas. La verdad es que llevaba mucho tiempo deseando visitar esta casa. Desde que compré, con trece años, el primer fascículo de los Episodios Nacionales, de la editorial Orbis, tenía ganas de ver in situ lo que me sugería una reproducción del despacho de Galdós que aparecía en la introducción a la obra. Luego fui sabiendo de más cosas, como que los muebles que contenían los libros estaban diseñados por el propio escritor. Cuando me adentré en la relación entre Galdós y su profesor de Literatura Latina, Alfredo Adolfo Camús, tuve la oportunidad de conocer una faceta poco exporada de los estudios galdosianos. Galdós ya sabría probablemente, en Canarias, de la existencia de ese eminente maestro a quien luego guardó un cariño singular. Probablemente leyó en su casa el Compendio de Historia Universal de Camús, donde pudo tener un singular acercamiento a una concepción liberal de la Historia. También leyó en Canarias el Elogio de la Locura de Erasmo de Rotterdam, autor con el que volvería a reencontrarse al cabo del tiempo gracias a su maestro. He visitado la casa recordando todas estas cosas, y quise dejar por escrito este recuerdo, en el libro de visitas. Expresar nuestro cariñoso recuerdo por los maestros es algo fundamental, pues, nos sitúa en la historia.


Escribo estas cosas en el vestíbulo del Hotel Meliá Las Palmas. El barrio de Triana queda lejos de aquí, pero la casa de Galdós ahora está más cerca de mí.






Francisco García Jurado

viernes, 28 de noviembre de 2008

HUYSMANS Y GALDÓS, O LA NUEVA CONCIENCIA DE LA HISTORIA LITERARIA EN LA PROPIA LITERATURA

Dos circunstancias vitales inmediatas me han hecho pensar en los escritores Joris Karl Huysmans y Benito Pérez Galdós. A simple vista, puede parecer que no tienen apenas nada en común, salvo cierta contemporaneidad. Sin embargo, en otro tiempo pude ver cómo ambos habían sido representantes excepcionales de la conciencia que la nueva historia de la literatura latina estaba teniendo incluso en la nueva creación literaria de finales del siglo XIX. Hace ya unas semanas, en Toulouse, tuve en mis manos un bonito ejemplar de la novela Al revés, donde aparece todo un capítulo dedicado a poner del revés, como en el título, la literatura latina.. Fue en una visita a la mítica librería "Sombras Blancas". También ahora toca acercarse a la casa-museo de Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, donde sé que están depositados sus apuntes de un curso de literatura latina tomados de su maestro Alfredo Adolfo Camús. Es grato ligar lugares a lecturas y recuerdos.

Si bien la novela Al revés, de Joris Karl Huysmans[1], no es una novela al uso, resulta sorprendente que uno de sus capítulos, el tercero, esté dedicado casi por completo a hacer un recorrido por la historia de la literatura latina. Es verdad que resulta frecuente encontrar variados tipos de cita o alusión relativos a un autor clásico en una obra moderna (García Jurado 1999a), pero lo que caracteriza a la novela de Huysmans es, precisamente, el recorrido cronológico que se extiende desde las primeras obras latinas hasta la Edad Media, como si se tratara de una suerte de historia de la literatura dentro de una obra literaria (García Jurado 1999b; González Manjarrés 1999). En otro momento, estudiando la figura de un eminente catedrático de literatura clásica grecolatina de la Universidad Central de Madrid, Alfredo Adolfo Camús (Blanquat 1971; García Jurado 2002), observamos que en una emotiva semblanza de uno de sus más afamados alumnos, Pérez Galdós, podía encontrarse, asimismo, un recorrido por la historia de la literatura latina con la que representaba una clase imaginaria del catedrático. Tardamos tiempo en caer en la cuenta de algo tan obvio y, al mismo tiempo, tan importante, como era el hecho de que uno y otro autor, el francés y el español, estaban reflejando en sus respectivas obras la experiencia de haber leído manuales o pasado por una cátedra de historia de la literatura, y que esta circunstancia era algo novedoso, en buena medida, ya que la historia literaria, tal y como hoy la conocemos, no deja de ser un planteamiento que hunde sus raíces en el historicismo de la Ilustración y se desarrolla durante el siglo XIX. Esta concepción histórica, convertida en materia académica y plasmada en manuales, va a condicionar y, en cierto sentido, a desvirtuar la idea de atemporalidad de lo literario, debate todavía abierto, pues tras la crisis del historicismo sabemos que la historia literaria no tiene por qué ser inequívocamente la literatura como tal (Jauss 2000). Desde estas coordenadas, revisaremos por orden cronológico los testimonios de Pérez Galdós (1866) y de Huysmans (1884), que nos ilustran perfectamente acerca de la conciencia que de esa historia literaria positiva y sistemática tienen los autores modernos, bien aceptándola, bien atacando frontalmente los cánones que establece. Como es esperable, Huysmans y Galdós no son los únicos autores conscientes de esa historia literaria. En todo caso, la impronta específica de la historiografía literaria se manifiesta de maneras muy diversas y puede rastrearse en numerosos autores, como el francés Marcel Schwob, en especial cuando recrea biografías ficticias de autores griegos y latinos (Hualde Pascual 2000; García Jurado 1999c), o también en Leopoldo Alas «Clarín», tanto en lo que respecta a la literatura grecolatina (Ruiz Pérez 1997) como española (Oleza 2001). De esta forma, un cuento como "Vario", acerca de un poeta latino a quien no conocemos más que por una referencia indirecta de Horacio (Hor. Od. 1, 6 1-2 Scriberis Vario fortis et hostium / victor Maeonii carminis alite), podría ser un excelente ejemplo de pieza literaria que no puede concebirse sin esa relación con la historiografía de la literatura latina.Si, a la manera de los comparatistas, analizáramos estos testimonios literarios que reflejan la historia de la literatura en clave de tensiones (Guillén 1982: 16), podríamos establecer, al menos, dos fundamentales: la tensión entre historia literaria y retórica[2], que vendrá a hacerse más compleja con el desarrollo de la estética moderna en Alemania, y la tensión entre historia literaria académica frente a creación artística.

[1] La novela se publicó en 1884, y la primera traducción al español, a cargo de Germán Gómez de la Mata, es, aproximadamente de 1919, fecha del prólogo de Blasco Ibáñez que abre el libro publicado por la editorial Prometeo (Huysmans 1919: 41). Hemos utilizado además la edición de Bruguera, que reproduce también la traducción de Germán Gómez de la Mata, esta vez incluyendo un preámbulo de Huysmans escrito en 1903 y un prólogo de Luis Antonio de Villena (Huysmans 1986). Asimismo, la edición y traducción de Juan Herrero en la editorial Cátedra nos ha resultado muy útil (Huysmans 1984).
[2] “El hecho de que este campo nutriese las raíces de la ciencia literaria más que la historia y la filología del siglo XVIII y comienzos del XIX, dio origen a una antinomia en su seno de la que quedan todavía huellas en los debates metodológicos de nuestros días: la antinomia entre una ciencia de tendencia histórica y otra de tendencia sistemática” (Schultz 1984: 8).









BIBLIOGRAFÍA

Amador de los Ríos, José (1969). Historia crítica de la literatura española. Edición facsímil. Madrid: Gredos.
Blanquat, J. (1971). “Lecturas de juventud.” Cuadernos hispanoamericanos. Homenaje a Galdós, 250-252: 161-220.
Ermantinger, Emil (1984). Filosofía de la ciencia literaria. México: Fondo de Cultura Económica.
García Jurado, Francisco (1999a). Encuentros complejos entre la literatura latina y las modernas: una propuesta desde el comparatismo. Madrid: Asociación Española de Eslavistas.
García Jurado, Francisco (1999b). “Virgilio entre los modernos. Un singular capítulo de la lectura de las Geórgicas en Joris-Karl Huysmans, José María Eça de Queiroz y Cristóbal Serra (ensayo de Literatura Comparada).”, CFC-Elat. 16: 45-75.
García Jurado, Francisco (1999c). “Les vies imaginaires de Lucrèce et d’Ovide chez Marcel Schowb et Antonio Tabucchi.”, Vita Latina 154 : 38-45.
García Jurado, Francisco (2002). Alfredo Adolfo Camús. Humanismo en el Madrid del siglo XIX. Madrid: Ediciones Clásicas.
Gianotti, Gian Franco (1988). “Per una storia delle storie della letteratura latina.” Aufidus 5: 47-81; 7: 75-103; 14: 43-74; 15: 43-74.
González Manjarrés, Miguel Ángel (1999). “Joris Kart Huysmans y su visión de la literatura latina.”, CFC-Elat. 17: 279-292.
Guillén, Claudio (1982). Entre lo uno y lo diverso, Madrid: Crítica.
Hualde Pascual, Pilar (2000). “Vidas imaginarias de autores griegos en la literatura moderna: tradición de un microgénero (Schwob, Borges, Tabucchi).”, en Márquez et alii (2000: 217-225).
Huysmans, Joris Karl (1919). Al revés. Prólogo de Vicente Blasco Ibáñez. Versión española de Germán Gómez de la Mata. Valencia: Prometeo.
Huysmans, Joris Karl (1984). A contrapelo. Edición de Juan Herrero. Traducción de Juan Herrero. Madrid: Cátedra.
Huysmans, Joris Karl (1986). Al revés. Traducción de Germán Gómez de la Mata. Prólogo de Luis Antonio de Villena. Barcelona: Bruguera.
Jauss, Hans Robert (2000). "La historia de la literatura como provocación de la ciencia literaria" y "La réplica de la «Querelle des anciens et des modernes» en Schlegel y Schiler", en La historia de la literatura como provocación. Barcelona: Península.
Márquez, Miguel Á. et alii (2000). El retrato literario. Tempestades y Naufragios. Escritura y reelaboración. Actas del XII Simposio de la Sociedad Española de Literatura General y Comprada. Huelva: Universidad.
Mora García, José Luis (1998). Galdós (1843-1920). Madrid: Ediciones del Orto.
Nisard, Desiré (1834). Études de moeurs et de critique sur les poètes latins de la décadence. Bruselas: Louis Hauman et compe, éditeurs.
Oleza, Juan (2001). "Clarín y la tradición literaria." Ínsula 659 edición electrónica: www.uv.es/entresiglos/oleza/pdfs/clarinlit.pdf.
Pérez Galdós, Benito (1975). “Alfredo Adolfo Camús (1866)." en Recuerdos y memorias. Benito Pérez Galdós por Federico Carlos Sáinz de Robles. Madrid: Tebas 119-120).
Ruiz Pérez, Ángel (1997). "Clarín y el mundo clásico." EC 111: 61-71.
Schlegel, Federico (1843). Historia de la literatura antigua y moderna, escrita en alemán por Federico Schelegel, traducida al castellano por P.C. I-II. Barcelona-Madrid: Librería de J. Oliveres y Gavarró - Librería Cuesta.
Schultz, Franz (1984). “El desenvolvimiento ideológico del método de la historia literaria”, en Ermantinger (1984: 3-47).