sábado, 8 de noviembre de 2014

Morir en Grecia... para vivir siempre

Llevo ya unos meses disfrutando de una estancia académica en la Universidad de Oldcastle. Ustedes se preguntarán por qué he tenido a bien abandonar las tierras meridionales para vivir en este frío constante y este otoño casi eterno. Pues bien, me encuentro aquí recopilando los versos del poeta post-romántico y bohemio Edmund James (1889-1965),  El poeta nació en la ciudad inglesa de Oldcastle y falleció setenta y seis años más tarde en Venecia, sumido en la "sublime indigencia", como él mismo quiso llamar a su ruina. En estos momentos preparo una antología de sus versos y una traducción al castellano. Ofrezco a continuación una primicia, como es la traducción parcial de su desconocido poema "Morir en Grecia... para vivir siempre", que cambió el sentido estético de una época. POR FRANCISCO GARCÍA JURADO

Para María José Barrios, incondicional lectora de James

Se trata de unas cuartillas bien escritas, con una caligrafía primorosa y propia de quienes han renunciado a cualquier medio mecánico de escritura que vaya más allá de una pluma. Por problema de derechos, no puedo ofrecerles aquí la reproducción facsímil de la primera página o, en especial, aquella donde aparece el bello poema "Dying in Greece", que comienza con el insuperable verso: "About failures... I know everything". Les voy a ofrecer ahora un conato de traducción, aún a sabiendas de que mis palabras no recogen la intensidad de unos versos escritos casi en los últimos días de la existencia de Edmund James, cuando la miseria se asociaba con los bellos ocasos de la ciudad de los canales. James, por lo que parece, se inspiró en la imagen de Lord Byron y en el hecho de que todo lo que la vida nos pide es "vivir para morir intensamente". El poema crea la imagen antagónica del sujeto gris y mezquino que sólo vive para ahorrar y cifrar su vida en esa "forma de muerte que es el aburrimiento". "Para vivir", nos dice James en uno de sus escritos, "es preciso fracasar", equivocarse con la misma intensidad con que "los pájaros surcan los ciegos ocasos". Pues bien, les ofrezco ahora, por primera vez en versión española, el comienzo del poema:

"Acerca del fracaso...
todo lo sé. Ya no lo temo,
pues libre estoy
de esperanzas y empeños.

Mi vida no ha sido más
que un completo despropósito
de afanes irrealizables,
de falsas frustraciones.

Pues bien, quiero morir en Grecia,
de pie, ante el sol,
y reírme de aquellos que hicieron
de su vida un triste acopio de éxitos."

He renunciado a los matices que recuerdan a Dickens cuando nuestro poeta habla más adelante de los "hombres grises, administradores implacables de una vida entre barrotes de humana miseria", prefiriendo quedarme con la idea pura y desnuda de esta denuncia vitalista. En definitiva, Edmund James fracasó porque vivió, y vivió porque fracasó. Me quedo con esa idea, tan estoica de estar "free of hopes and purposes...".