jueves, 23 de julio de 2015

“Por temas de…”: una expresión vulgar de la causa

Es sabido que algunas palabras, dada su inmensa capacidad para designar muchas cosas, terminan teniendo un significado léxico difuso e imperceptible. La palabra “tema”, que en la primera acepción del Diccionario de la Real Academia se define como “Proposición o texto que se toma por asunto o materia de un discurso” ahora sirve prácticamente para todo, incluso, si apuramos el lenguaje, para sustituir a la preposición “por”. POR FRANCISCO GARCÍA JURADO
Hace ya muchos años me sorprendió cómo un individuo encorbatado y orgulloso de haber triunfado en la vida preguntaba en un taller de automóviles qué tal iba “el tema” de sus neumáticos. Jamás pensé que tales adminículos de caucho revistieran semejante envergadura intelectual, comparables al “tema del amor en la literatura española” o al “tema de la justicia y el hambre en la Historia de la humanidad”. En fin, como bien reza una inscripción a la entrada de la madrileña casa de Lope de Vega, PARVA PROPRIA MAGNA / MAGNA ALIENA PARVA, que viene a decirnos que nuestras pequeñas cosas son importantes para nosotros, mientras que las cosas importantes que no nos conciernen se nos antojan irrelevantes. Esto hace que nos preocupe más, pongamos por caso, “el tema de cortarnos las uñas de los pies” que, por ejemplo, “el tema de los derechos humanos”. Pero, más allá de este banal uso léxico, la palabra “tema” viene adoptando posiciones sintácticas realmente curiosas… y peligrosas. Me llama la atención una construcción que ya vengo detectando desde hace mucho tiempo: “ha faltado al trabajo por temas de enfermedad”. Frente a la sana y llana construcción “ha faltado al trabajo por enfermedad” o “a causa de una enfermedad”, observo cómo ciertos hablantes, en especial personas que trabajan en diferentes ámbitos de la gestión, introducen orgullosamente la palabra “tema” junto a la preposición “por”.  Esto quiere decir que “tema” está, acaso, sustituyendo a la palabra “causa” en estos menesteres que le eran tan propios. El acercamiento de la palabra “tema” a la noción de causalidad provoca también en el ámbito coloquial construcciones asindéticas donde tras la palabra “tema” desaparece la preposición “de”. Así lo veo en un comentario referente a una verja que rodea el actual Museo de Historia de Madrid: “pero te recuerdo que se tuvo que poner por tema pintadas y meadas cerveceras”. La elipsis de la preposición “de” puede tener un mayor alcance del que parece. ¿Y si también elidimos la preposición “por” que va por delante? Esto es lo que oí a finales del año pasado, cuando tuve que avisar a unos poceros para que sacaran el agua que se había acumulado en el hueco del ascensor de mi inmueble:

            “Esto va a ser tema filtraciones”

Si nos damos cuenta, lo que tenemos aquí es el uso del sustantivo “tema” como sustituto de la expresión “por/a causa de”. El paso del significado léxico al meramente gramatical es un hecho bien estudiado en las lenguas (“pensemos en cómo la palabra latina homo “ser humano” se convirtió en el pronombre “on” francés). No obstante, el proceso de desemantización de la palabra “tema” me parece, sobre todo, un fenómeno propio de la pereza mental dominante de la que hacen gala nuestros hablantes y parleros más avezados. FRANCISCO GARCÍA JURADO