
Ha habido muchos casos de fotografías de desnudos que, inéditas, aparecían publicadas en una revista sin el consentimiento de la persona más implicada. Este caso es distinto, pues al menos dos de las fotografías ya habían aparecido antes publicadas. El quid de la cuestión está en el hecho de que, ahora, estas fotos no muestran a una bella modelo desconocida enseñando sus encantos, sino a una mujer muy famosa. La lectura de la belleza cambia, cómo no, dependiendo de que haya o no un nombre propio. No es igual la estatua antigua de una Venus cualquiera que la de la Venus de Milo, y no es igual una estatua de un Apolo cualquiera que la del Apolo de Belvedere. Winckelmann creó la Historia del Arte Antiguo, y con ello generó a lo largo de los siglos XVIII y XIX un deseo voraz de obras de arte grecorromanas. Hizo ver, además, que el arte era también Historia, en especial el griego, cuya evolución había sido vertiginosa. La fotografía que ahora vemos de la presentadora también es histórica. Representa a una mujer diferente de la que ahora es (y no digamos de la que será, e incluso de la que dejará de ser cuando pase mucho tiempo). La fotografía viene a ser, por así decirlo, como una Koré griega, o una de esas bellas estatuas arcaicas que nos sugieren cómo era el arte antes de llegar a su estado clásico. Esta fotografía, supone, por tanto, en febrero de 2012, un conocimiento y una temporalidad que no tenía cuando se publicó por primera vez en la revista Tiempo. Ahora la modelo no adorna la fotografía, sino que cobra todo el protagonismo, dejando al margen la pretensión de ilustrar el tema de la censura. La modelo deja de ser anónima alegoría de la "verdad desnuda" para convertirse en Pilar Rubio. La interpretación de la fotografía ha cambiado radicalmente, y apenas podemos reconocer el significado originario con el significado presente. La corporeidad ahora no es sólo eso, tiene un nombre propio que convierte este cuerpo en único. De igual manera que ocurre con el Quijote borgiano de Pierre Menard, donde el mismo texto significa, en otra circunstancia y escrito supuestamente por un nuevo autor, cosas absolutamente nuevas, esta nueva publicación de una misma fotografía ya no tiene nada que ver con su primigenia motivación. Como veis, las diferencias entre la misma fotografía a uno y otro lado del tiempo hace que ésta se convierta en dos cosas esencialmente distintas. Tiene razón la presentadora en demandar a quien le parezca oportuno, no podemos bañarnos dos veces en un mismo río. FRANCISCO GARCÍA JURADO
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