sábado, 9 de agosto de 2008

“ANACLETAS” DE CONFUCIO Y PERGAMINOS “DE PAPEL” EN LA CEREMONIA DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS



No pude dejar de ver ayer la impresionante ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing. Seguí la retransmisión por la primera cadena de TVE, que es la que seguramente habrá visto la mayor parte de los espectadores. Los periodistas que narraban la ceremonia fueron un complemento que enriqueció lo que veíamos. Pero sí me hizo daño al oído el reiterado uso de la palabra “pergamino” para referirse a la gigantesca hoja de papel que ocupaba el centro del estadio olímpico. El pergamino se inventó en “Pérgamo”, no en China, y no está hecho de papel, sino de la piel raspada de un animal. Más puntual fue el uso de la graciosa palabra “Anacleta” para hablar de las “Analectas de Confucio” (nótese cómo baila una letra dos posiciones). Es una palabra griega, aunque parezca mentira. Entiendo que el trabajo de los periodistas que retransmitieron la ceremonia fue notable, pero estos deslices dan cuenta de la poca importancia que concedemos a la cultura frente a los fuegos artificiales.


Tampoco me resisto a contar alguna cosa relativa a mi experiencia con los libros chinos y, sobre todo, con su tacto, tanto el de los que están hechos de papel como los confeccionados con la seda. Como curiosidad, diré que hay un interesante mundo de libros antiguos en China, si bien el concepto de libro difiere del nuestro. Al igual que las caligrafías
chinas se enrollan como los antiguos volúmenes romanos, los libros se pliegan. De esta forma, tales libros parecen acordeones y no tienen la lomera características que podemos ver en nuestras bibliotecas. Entrar en una antigua
biblioteca china, como la que se conserva en la Casa del Pescador (arriba en la foto), en la ciudad de Suzhou, es una experiencia fascinante. Los libros, plegados tal como os he dicho, se disponen horizontalmente en los anaqueles, y son diíficiles de reconocer para los occidentales. La foto que veis a la derecha puede ilustrar mejor que yo lo
que quiero decir.


Fue también un gran placer poder encontrar muy cerca de allí, en una callejuela llena de tenderetes, ejemplares antiguos (calculo que del siglo XIX), tanto en seda como en papel, de libros chinos. Las foto que aparece a la izquierda muestra cómo es un libro estampado en seda. Su tacto es muy suave, y resulta toda una experiencia sensorial y visual. En la imagen observamos el típico reparto entre el texto caligráfico y el paisaje (y con un poco de atención podremos ver uno de los característicos sellos rojos que dan cuenta de la autoría). Por su parte, en la última imagen que cierra este texto como colofón aparece un libro hecho de papel. Su tacto es rugoso y agradable, acorde con el propio tono alegre de sus ilustraciones. Por su mayor exotismo, elegiría el libro en seda, pero el tacto del segundo se me hace familiar a pesar de venir de tan lejos.
Cuando Borges evocó a Virgilio lo hizo con la figura de una mano que acariciaba la seda de oriente. Su nombre latino proviene del pueblo chino más occidental, los Seres, que evocan la ruta de la seda. Se creían aún en tiempos del poeta latino que la seda nacía directamente de los árboles. Historia y mito se confunden al contar estas hermosas historias.
Francisco García Jurado
H.L.G.E.




3 comentarios:

Francisco García Jurado dijo...

Una parte de este blog apareció publicado en el diario EL PAIS el domingo 10 de agosto de 2008. Además, hay otro blog que se refiere a él
http://desequilibros.blogspot.com/2008/08/analectas-o-anacletas-cultura-frente.html

John Higer dijo...

Gracias por hacerme añadir un sueño más a mis sueños, el de visitar la Casa del Pescador en Suzhou.

John Higer dijo...

Gracias por hacerme añadir un sueño más a mis sueños, el de visitar la Casa del Pescador en Suzhou.