Mi compañera y amiga Isabel Velázquez y yo tuvimos el privilegio de escuchar la recitación de un poema en catalán de labios del poeta Joan Perucho. Tuvo lugar en su casa de Barcelona, un mes de junio de 1997. De aquella visita quedó una entrevista (Francisco García Jurado e Isabel Velázquez, “Latinos y griegos, compañeros de viaje de Joan Perucho [Entrevista al autor. Barcelona, junio de 1997]”, en Sociedad de Estudios Latinos. Boletín informativo 10, junio de 1998, pp. 48-53). Joan Perucho nos recibio en su casa junto a su mujer, María Luisa, y allí pudimos admirar sus recuerdos y libros antiguos. Algo me emocionó cuando conversamos con él, precisamente que nos dijera que no entendía el mal. Era un hombre honesto y bueno. Su poema sobre el poeta Propercio es, probablemente, una de las joyas más granadas de esto que vengo en llamar una historia no académica de la literatura antigua en las letras modernas. Hace poco me he dedicado a estudiar la modernidad de Propercio a los ojos de Proust, que no dejan de ser los ojos de Petrarca, Ronsard, Chenier o Goethe. Aún así, mientras Proust cerraba sin saberlo la gran literatura del siglo XIX (Balzac...) un poeta norteamericano inauguraba la poesía del siglo XX: Ezra Pound. A este se debe el monólogo dramático que a partir de Propercio encontramos en su “Homage to Sextus Propertius”, dentro del libro Personae. A caballo entre la traducción, a veces con defectos de interpretación del texto latino, y la recreación, lo cierto es que Pound ha conformado un texto donde se pone la “máscara” del hermoso y vigoroso elegiaco[1]. No creo que sea una referencia baladí la de Pound a la hora de recordar el particular homenaje que al poeta latino brinda Joan Perucho[2] cuando evoca la reaparición fantasmal de Cintia en el poema titulado “La sombra de Propercio”, con ecos muy particulares a la elegía séptima del libro cuarto:
“Llevabas la sortija calcinada en el dedo,
fragmentos de barro en el rostro
amoratado, y rota la seda de tu vestido
cuando sentí el peso de tu cadera
junto a mí, muy cerca de mi sueño.
Intentaste hablar nuevamente, y tus ojos
reflejaron los días llenos de amor
por las cosas y por nuestros encuentros.
Ha surgido así la cabaña del prado y el camino
cerca del riachuelo de aguas heladas
y la habitación donde moriste en la sombra.
Un viento ha helado mi corazón. Nada vuelve otra vez.
Escucho la nocturna voz de tu silencio
y veo cómo sales sin abrir ni cerrar
la puerta, y atraviesas la cerca.”
“Llevabas la sortija calcinada en el dedo,
fragmentos de barro en el rostro
amoratado, y rota la seda de tu vestido
cuando sentí el peso de tu cadera
junto a mí, muy cerca de mi sueño.
Intentaste hablar nuevamente, y tus ojos
reflejaron los días llenos de amor
por las cosas y por nuestros encuentros.
Ha surgido así la cabaña del prado y el camino
cerca del riachuelo de aguas heladas
y la habitación donde moriste en la sombra.
Un viento ha helado mi corazón. Nada vuelve otra vez.
Escucho la nocturna voz de tu silencio
y veo cómo sales sin abrir ni cerrar
la puerta, y atraviesas la cerca.”
1] Podemos encontrar un buen comentario del poema en Higuet, The Classical Tradition..., p.700. En lo que respecta a la técnica poética concreta que utiliza Pound, la persona o “monólo dramático”, merece la pena leer estas certeras líneas que Túa Blesa dedica a esbozar sus características: “Al prologar los Selected Poems (1928) de Pound, T.S. Eliot se refería al poema Homage to Sextus Propertius con estas palabras: «No se trata de una traducción, sino de una paráfrasis, o más apropiadamente (para el lector formado) de una persona». Tal término no era nuevo en la obra poundiana, sino que él mismo lo había utilizado años antes situándolo como título a uno de sus libros, Personae (1909). Esta voz latina, cuyo significado es «máscara», ha venido sirviendo para nombrar uno de los hallazgos clave de la poesía moderna, el de la creación no ya de un discurso, sino de una voz que dice tal discurso, desplazando así a la del propio autor; logro que se debe a Robert Browning, de quien Pound fue un atento lector y admirador.” (Túa Blesa, reseña al libro de Ezra Pound, Personae. Los poemas breves, Madrid, Hiperión, 1999, en ABC CULTURAL, 11 de marzo de 2000).
Francisco García Jurado
H.L.G.E.
1 comentario:
Qué foto más inquietante, Perucho es uno de mis autores de cabecera, sus "Historias naturales" si no estuviésemos en un país tan proclive al "realismo" serían un Libro Mayor de nuestra(s) Literatura(s) y un éxito editorial arrollador.
Francisco ¿por qué no nos regalas la entrevista? Me ha conmovido lo que os dijo de no entender el mal.
Creo que no se le hizo todo el reconocimiento y justicia que como escritor mereció.
Recomiendo, por cierto, su poesía, hay una antología en Igitur con prólogo de Juan Manuel Bonet, tiene toda la fantástica magia de su obra y una intensa profundidad lírica.
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