domingo, 27 de septiembre de 2009

LÁMPARAS ESTUDIOSAS: PREPARACIÓN DE UNA NUEVA MONOGRAFÍA


Como otras tantas veces, dedico este texto a mis colegas del grupo de Historiografía de la Literatura Grecolatina en España (H.L.G.E.)

"A izquierda y a derecha, absortos en su lúcido sueño, se perfilan los rostros momentáneos de los lectores, a la luz de las lámparas estudiosas, como en la hipálage de Milton."

Creo que fue la atenta y reiterada lectura de este texto de Borges, el titulado "A Leopoldo Lugones", lo que me hizo fijarme más en cierto detalle de las bibliotecas: sus "lámparas estudiosas". El argentino utiliza una atribución quizá impropia del adjetivo a su objeto: estudiosos son, en todo caso los lectores, cuyos rostros, sin embargo, son "momentáneos", de manera que una circunstancia se convierte en atributo. La vida de los libros, tras la muerte de sus autores, neutraliza los tiempos. Las lámparas de la Biblioteca Pública de Nueva York parecen, en su perfecta disposición, responder perfectamente a la figura borgiana, que a su vez la tomó de Milton. Estas lámparas en hilera bien podrían estar iluminando, una mañana cualquiera de otoño, un libro muy querido: "La Historia de la Literatura grecolatina en el siglo XIX español: espacio social y literario" (Málaga, Analecta Malacitana, 2005). Esta posibilidad es completamente real, pues el libro está disponible en el catálgo de la gloriosa y monumental biblioteca.
Ahora estamos preparando la segunda entrega, que titularemos "La Historia de la Literatura grecolatina durante la Edad de Plata de la Cultura española (1868-1936)". Técnicamente, en nuestras claves internas, es el "HLGE2", y la obra va emergiendo lentamente, capítulo a capítulo, para conformar un volumen que en muchos aspectos plantea cuestiones inéditas. Cómo se refleja la Historia de España en los estudios clásicos es una tarea fascinante aún por descubrir. Una perspectiva concreta que refleja, al mismo tiempo, un microcosmos complejo y rico de matices. El estudio de los manuales escolares decidados a la Historia de las literaturas antigas y sus gramáticas revela cómo el positivismo y el idealismo se encuentran y desencuentran a cada instante en las particulares lecturas que los españoles hacen de estas corrientes de pensamiento. Después pasamos al análisis del mundo editorial y de las traducciones de clásicos, donde observamos cómo las modernas estéticas, como la modernista, recrean los viejos textos: el viejo Homero se vuelve parnasiano. Incluso algún autor, como Plauto, termina siendo inesperadamente una estrella entre los clásicos al calor de nuevos parámetros morales que, ahora sí, admiten abiertamente sus chanzas. No podíamos olvidar qué ocurió con nuestra tímida realidad filológica y científica, de manera que podemos asistir a pequeños-grandes milagros, como la colección de clásicos de la Bernat Metge o el nacimento de la primera revista científica dedicada a la Filología clásica en España: la benemérita revista "Emérita". La creación literaria del momento también se imbuyó de ciertas lecturas antiguas y hasta creó su particular canon: bucolismos virgilianos, en consonancia con la nueva sensibilidad ante el paisaje, o decadencias petronianas, sin olvidar que todavía siguen vigentes las censuras sobre los clásicos. Finalmente, todo una sección dedicada a estudiar la relación de lós clásicos con los emergentes nacionalismos y regionalismos en un contexto donde Séneca es "más español" que nunca: el Noucentisme Catalán, el Rexurdimento gallego, las traducciones al vasco, o el regionalismo asturiano componen esta paricular visión de unas antiguas literaturas universales.
Escribo sobre un libro que todavía no existe como tal, pero que vivirá más allá de quienes lo estamos componiendo. Sé que es peligroso vivir pensando en tiempos que no veremos, porque nos podemos perder el nuestro, pero me gusta imaginar cómo una soledada mañana, en la mitica biblioteca de la Quinta Avenida, un lector de rostro momentáneo leerá al calor de un lámpara estudiosa nuestra nueva monografía, entonces ya vieja, y acaso perciba algo del esfuerzo y la pasión que estamos poniendo en ella.

Francisco García Jurado
H.L.G.E.

3 comentarios:

costa sin mar dijo...

ese texto del borges me hace llorar como niña
además desde hace unos días pienso en las lámparas de la biblioteca que visito
saludos

Francisco García Jurado dijo...

Qué biblioteca visitas

Unknown dijo...

Me encantan las lámparas estudiosas y la Biblioteca Pública de Nueva York. Un sitio así inspira siempre. Dan ganas de leer :)