La reflexión que hace José María Ridao a propósito de un nuevo libro de Joseph Pérez me ha devuelto a otros tiempos en los que el diario EL PAÍS se parecía realmente a un diario de calado más que a esos de usar y tirar que se nos reparten gratis en el Metro. Ya había indicado en nuestro perfil del grupo de Historiografía de la Literatura que tenemos en Facebook la relevancia de la noticia, pero debo reconocer que el artículo de análisis todavía me dejó más impactado. Que la acuñación de "Leyenda negra" se deba a autores españoles de comienzos del siglo XX viene a ser una desmostración fehaciente de que la Historia se vuelve cada vez más historiográfica. Estudiar "lo que suceció realmente" en el pasado, a la manera de la Historia objetiva Ranke, es tan ilusorio como tratar de encontrar "la verdad" en las versiones enfrentadas de dos personas que discuten. Lo que en realidad estudiamos sobre el pasado es nuestro relato del mismo, la elaborada conciencia que se articula en torno a un hecho que queda ahogado por las sucesivas capas de interpretaciones que después llamamos "Historia". José Antonio Maravall lo dejó muy claro en alguno de sus ensayos. Por estas razones me apasiona estudiar, en mi caso, la moderna "Historiografía de la literatura latina" en Europa y en España, tras la Europa que subsigue al fracaso de los sueños imperiales de Napoleón. Saber que el carácter "nacional" de esta literatura se vuelve un fenómeno contemporáneo al de las ideas de Madame de Stäel o de Friedrich Schlegel, es decir, los pensadores románticos, no es tan diferente del hecho de encontrar en los autores españoles de comienzos del siglo XX la acuñación historiográfica de "Leyenda negra", en especial a partir de los mitos puramente románticos que había engendrado en autores como Schiller o Verdi.
Francisco García Jurado
H.L.G.E.
ANÁLISIS:
Agravios de siglos atrás
JOSÉ MARÍA RIDAO 21/11/2009
Después de una monumental Historia de España y de diversas monografías sobre los Comuneros, la expulsión de los judíos o el reinado de Isabel la Católica, Joseph Pérez aborda en su último libro uno de los asuntos más sensibles para la historiografía nacionalista: la leyenda negra. La novedad de la aproximación de Pérez radica en que aborda las invectivas contra los monarcas de la Casa de Austria como un asunto cerrado, que tiene sus orígenes en la propaganda de Guillermo de Orange contra Felipe II, vuelve a estar de actualidad entre los escritores del entorno del 98 y acaba disolviéndose con la instauración del sistema democrático y la incorporación de España al proyecto europeo.
Pérez analiza los contenidos de la leyenda negra tratando de separar los hechos contrastados y las fabulaciones en las que más tarde buscarían inspiración algunos artistas europeos como Schiller o Verdi, contribuyendo a extenderlas y popularizarlas. Con este propósito, Pérez incorpora en su trabajo el punto de vista de la reciente historiografía que ha cuestionado el carácter excepcional del pasado español. Felipe II, según Pérez, no habría sido un rey más despiadado que sus pares ingleses o franceses. Como tampoco la Inquisición católica habría actuado con mayor severidad que en otros reinos donde triunfó la Reforma. Ni siquiera el comportamiento de los conquistadores en las Indias habría sido más cruel que el dispensado a los nativos de otras colonias por las metrópolis europeas.
La obra de Pérez constituye, sin duda, un valioso instrumento para conocer las luchas que contribuyeron a forjar la imagen de los Austria en Europa. Pero una vez que se conocen, cabría preguntarse por qué los escritores españoles de principios del siglo XX consideraron como una urgencia historiográfica inaplazable desmentir agravios de siglos atrás. A tal punto, que es entonces, y sólo entonces, cuando forjaron la expresión "leyenda negra".
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