jueves, 17 de diciembre de 2009

LA ESTANCIA DE HOMERO EN ESPAÑA, O LA PERVIVENCIA DE LOS FALSOS CRONICONES


El impar Julio Caro Baroja refiere en su libro titulado "Las falsificaciones de la Historia" (Barcelona, Seix Barral, 1992, pp. 101-102) a la curiosa cita que un autor de cronicones hace sobre la estancia del poeta Homero en España. Se refiere al llamado Cronicón de Auberto, "un supuesto mozárabe de Sevilla, de origen alemán, porque sus abuelos llegaron a la ciudad en tiempo de Carlomagno". La autoría de esta obra falsa se debe a un tal don Antonio de Nobis, "clérigo en Ibiza, más conocido por los nombres de don Antonio Lupián de Zapata o Lupián de Zapata". Tales cronicones eran ya sospechosos incluso durante el siglo XVII, pero un benedictino, fray Gregorio Argaiz, lo terminó publicando con glosas abundantes en 1667. En cierto momento, hablando éste acerca de un antiguo duque llamado Nathando, que ejercio un despótico gobierno en las tierras septentrionales de Castilla, comenta que hubo después una fase de gobierno republicano que duró 175 años:

"En ellos aprendieron los españoles, y conocieron la diferencia que tiene el gobierno monárquico del aristocrático, que es el de pocos y buenos; el de la oligarquía, que es el de pocos; y el de la democracia, que es el popular (si acaso lo probaron, que lo dudo)"

Y comenta, a su vez, Caro Baroja, que "esto se halla apoyado en el texto de Hauberto sobre la estancia en España de Homero, a quien el cronicón hace español de madre". El paso de Homero por España es un asunto bastante pintoresco que me he encontrado sorprendentemente en el no menos pintoresco "Epítome de literatura griega y latina" de Pedro Bartolomé Casal, publicado en Santiago de Compostela en la tardía fecha de 1881. El autor es profesor en la Universidad de Santiago, y se caracteriza por sus pintorescos juicios sobre literatura, en una época donde autores como Martínez Losada, o González Garbín escriben manuales imbuidos por la nueva ciencia positiva de Mommsem y Niebuhr. En particular, destaco lo que comenta acerca de Homero (p. 14):

"¿Habrá sido Homero de origen español por parte de padre? Criteis, su madre, le dió á luz por efecto de secretas relaciones. Muere Criteis, y Mentes, capitán de un barco procedente de las cosas occidentales de Europa, recoje al jovencito Homero, le educa con paternal cariño, le hace viajar, le asiste en todo y le lleva á las playas del Atlántico. Que Homero visitó nuestra España no admite duda. Sus descripciones, sus alusiones á las costumbres españolas, sus imágenes, grandes y bellos cuadros lo están declarando. Por otra parte no es tan despreciable, como la crítica superficial supone, la biografía de Homero que se atribuye a Herodoto. Graves críticos la admiten, y en ella aparecen los datos para sostener la procedencia española, que también casi consta por Estrabón, quien en el libro III, que es un tesoro para España, dice que Homero estuvo en la Turdetania y recorrió las márgenes del Tarteso y del Betis."
Las afirmaciones tajantes como la de "no admite duda" son muy propias de historiografías fabulosas. Como bien comenta Caro Baroja, cuanto más falso es un aserto, más contundente. Curiosamente, aquí se le atribuye a Homero un padre español, frente al croninón, para quien la española es la madre. El autor de este manual, Casal, es un hombre contrario a la ciencia moderna, a la que tacha de "superficial". De hecho, desprecia a quienes no creen en la existencia de Homero como persona, ligando este desmonte de la persona de Homero a lo que otros pretenden hacer con las historias bíblicas. Este es un caso evidente de falsedades, en especial porque tales asertos, propios de un cronicón del siglo XVII, ya se han vuelto anacrónicas. Sin embargo, hay que pensar que Casal daba clase en un universidad a finales del siglo XIX, y que muchos alumnos no recibirían más instrucción en literatura clásica que la suya. Imagino que ya aquellos desmanes poco importan.
Francisco García Jurado
H.L.G.E.

3 comentarios:

Unknown dijo...

De hecho, es muy interesante toda la connotación política que deriva de algunos de estos falsos cronicones, como comenta el librito Manuel Barrios Aguilera, Los falsos cronicones contra la historia, Editorial Universidad de Granada, Granada, 2004, y ya había visto el absolutamente en vigor de J. Godoy Alcántara, Historia crítica de los falsos cronicones, Madrid, Rivadeneyra, 1868. El asunto no sólo afecta a nivel de enfrentamientos entre arzobispados por primacías, sino también a temas tan candentes como la unión pactista de Guipuzcoa a la Corona de Castilla. En 1660, las Juntas Generales de Guipuzcoa se vieron obligadas a declarar oficialmente falso el documento alegado por Lupián Zapata que pretendía alegar un pacto de vasallaje a los reyes de Castilla durante el siglo XIII.
Es curioso que los falsarios no sólo se dieron en la redacción de obras históricas. Hay figuras como la de Adolfo de Castro y Rossi (Cádiz, 1823 - 1898), que se inventó una novela ejemplar cervantina, engañando a todo el mundo. Es siempre un placer leerte y aprender. Me ha sorprendido muchísimo lo de este pseudo-Homero. Un gran saludo

Francisco García Jurado dijo...

Pues ya sabes, Xosé Antonio, que tenemos un pulso con Feijoo, Sarmiento y Mayáns en torno a nuestros Lucano y Virgilio. Qué interesante es la escritura de la Historia. A menudo escalofría advertir qué profundamente se infiltran las mentiras entre las supuestas verdades. paco

José María JURADO dijo...

Pero Homero era de Sevilla, todo el mundo lo sabe.

Feliz 2010.