lunes, 13 de julio de 2009

MODERNO REGRESO A UN VIEJO CONFLICTO: PAGANOS FRENTE A CRISTIANOS


Estos días están pasando muy deprisa en el Real Colegio Harvard-Complutense. Es un lugar ejemplar, verdadero y eficiente puente entre la Universidad Complutense y la de Harvard. El hebraísta Ángel Sáenz Badillos dirige esta nave con inteligencia y politeness. Aquí es, pues, donde desarrollo mi trabajo dentro del grupo de investigación que dirige la doctora Mercedes López Salvá (RESEARCH GROUP ON EARLY CHRISTIANITY) dedicado a estudiar un apasionante tema: CONFLICT AND COEXISTENCE IN ANCIENT CHRISTIANITY: RHETORIC STRATEGIES AND CONCEPTUAL DEBATES. Para mí, en particular, ésta ha sido una oportunidad de oro no sólo para poder estar aquí disfrutando de Harvard, sino para abordar un tema de alcance historiográfico que venía rondando en mi cabeza desde hace tiempo: la lectura moderna de ese conflicto a partir, precisamente, de la construcción de la idea de Literatura latina cristiana en tiempos modernos. Conviene recordar, como apunta uno de nuestros grandes maestros de la Historiografía literaria, el profesor José Carlos Mainer, que un concepto como "Literatura española" obedece a una elaboración mental bastante compleja que no está en el mismo nivel de ideas tales como "un jarrón gris" o "una manzana roja". Para que alguien, en un momento determinado, haya podido llevar a cabo lo que constituye una abstracción tal como "Literatura española" han tenido que darse diversas circunstancias históricas. Me atrevo yo mismo a apuntar que, entre otras cirscunstancias, ha tenido que crearse previamente el concepto de "Litetura latina" en Alemania, y que es este concepto, precisamente, el que le ha servido de modelo. Aunque nos parezca lo mismo, hablar de "autores latinos" no es equivalente a hablar de "literatura latina". El segundo uso supone una abstracción con respecto al primero (una mera agrupación de autores a partir de un criterio lingüístico). Pero saltar conceptualmente de los "autores latinos" a la "literatura latina" implica que ya no partimos de una mera suma de autores, sino de una perspectiva global, holística, que implica que un hecho quizá circunstancial, como escribir en lengua latina, se convierta en un argumento esencial para el estudio literario. Es como cuando saltamos de términos como "ciudadanos" a abstracciones como "ciudadanía": el concepto abstracto no es exactamente la suma de los miembros, sino el todo que confiere a esos miembros su lugar de ser. Observar, precisamente, cómo nace, a partir del concepto de Literatura latina (romana) el más específico de "Literatura latina cristiana" es una tarea tan apasionante, desde el punto de vista de la historia semántica, como complicada. Algunos parámetros esenciales para su estudio consisten en ver las relaciones que esa novedosa formulación (debida a los autores alemanes de la primera mitad del siglo XIX) mantiene con la más tradicional de Patrología (del siglo XVII). Asimismo, es muy interesante observar cómo la paulatina construcción de una Historia de la Literatura latina cristiana tiene que vérselas con su posición interna dentro otros dos grandes grupos: el de la Literatura latina por un lado, y el de la Literatura medieval, por otro. Entre estos dos grandes gigantes historiográficos irá poco a poco encontrando su propio lugar de ser en el panorama académico, ya fundamentalmente a comienzos del siglo XX. En otro momento hablaré de las cuestiones estéticas e ideológicas que rodearon su configuración como un estudio no dogmático, independiente de la Teología, pero no por ello libre de otras caracterizaciones.
Francisco García Jurado
H.L.G.E.

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