Me permito enviaros el texto de una carta que he hecho llegar para su posible publicación a Tribuna Complutense, el órgano de información quincenal de la UCM. Viene motivada esta carta por la reciente concesión a nuestro campus del título de "Campus de Excelencia", donde se va a prestar una especial atención al "patrimonio":
PATRIMONIO EDUCATIVO DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE: CARTA ABIERTA AL RECTOR
Como miembro de la comunidad universitaria a la que pertenezco, no se me escapa la trascendencia que tiene el hecho de que el Campus de Moncloa sea ya oficialmente Campus de Excelencia Internacional. Tras leer con mucha atención toda la información que ha llegado a mis manos acerca de este hecho, incluidos los documentos oficiales, me gustaría que esta empresa para la que se van a destinar tantos esfuerzos en los años venideros fuera realmente una labor real y que en ella quedara implicada toda la comunidad universitaria. De entre las cinco grandes áreas de actuación me preocupa particularmente una, la de patrimonio, por el sentido restrictivo que en mi opinión se le está dando a este concepto: patrimonio “material”, no ligado necesariamente a otro aspecto que también se contempla en el plan de actuación desde una perspectiva más general: nuestra propia historia y significado como campus universitario moderno procedente de una universidad centenaria. Quienes nos hemos dedicado con pasión y entrega a la reconstrucción de las historias de nuestros estudios y facultades (pienso en este momento en los actos conmemorativos de la Facultad de Filosofía y Letras durante los años treinta, o los relativos a la creación de la Facultad de Ciencias a partir de la Ley Moyano del siglo XIX), sentimos la preocupación de que no se vayan a tener en cuenta las aportaciones de los que hemos estudiado precisamente ese patrimonio educativo no sólo a partir de la materialidad de sus libros y edificios, sino también y básicamente a la luz de las ideas que dieron lugar a tales aspectos. Creo, en definitiva, que la idea de “patrimonio” que se maneja es esencialmente restrictiva, muy técnica, y que va a desaprovechar la verdadera “interdisciplinariedad” que podrían aportarle (bien a título individual, como miembros de grupos de investigación consolidados o de otras facultades, además de las mencionadas en el documento), quienes vienen estudiando la historia de este campus que fue pionero y cuya historia quedó interrumpida por culpa de una guerra.
Alguien debería tener la suficiente lucidez como para evitar que ese nuevo y prometedor proyecto quede reducido a la mera retórica de palabras grandilocuentes.
Francisco García Jurado, Grupo de investigación UCM “Historiografía de la literatura grecolatina en España”.
Como miembro de la comunidad universitaria a la que pertenezco, no se me escapa la trascendencia que tiene el hecho de que el Campus de Moncloa sea ya oficialmente Campus de Excelencia Internacional. Tras leer con mucha atención toda la información que ha llegado a mis manos acerca de este hecho, incluidos los documentos oficiales, me gustaría que esta empresa para la que se van a destinar tantos esfuerzos en los años venideros fuera realmente una labor real y que en ella quedara implicada toda la comunidad universitaria. De entre las cinco grandes áreas de actuación me preocupa particularmente una, la de patrimonio, por el sentido restrictivo que en mi opinión se le está dando a este concepto: patrimonio “material”, no ligado necesariamente a otro aspecto que también se contempla en el plan de actuación desde una perspectiva más general: nuestra propia historia y significado como campus universitario moderno procedente de una universidad centenaria. Quienes nos hemos dedicado con pasión y entrega a la reconstrucción de las historias de nuestros estudios y facultades (pienso en este momento en los actos conmemorativos de la Facultad de Filosofía y Letras durante los años treinta, o los relativos a la creación de la Facultad de Ciencias a partir de la Ley Moyano del siglo XIX), sentimos la preocupación de que no se vayan a tener en cuenta las aportaciones de los que hemos estudiado precisamente ese patrimonio educativo no sólo a partir de la materialidad de sus libros y edificios, sino también y básicamente a la luz de las ideas que dieron lugar a tales aspectos. Creo, en definitiva, que la idea de “patrimonio” que se maneja es esencialmente restrictiva, muy técnica, y que va a desaprovechar la verdadera “interdisciplinariedad” que podrían aportarle (bien a título individual, como miembros de grupos de investigación consolidados o de otras facultades, además de las mencionadas en el documento), quienes vienen estudiando la historia de este campus que fue pionero y cuya historia quedó interrumpida por culpa de una guerra.
Alguien debería tener la suficiente lucidez como para evitar que ese nuevo y prometedor proyecto quede reducido a la mera retórica de palabras grandilocuentes.
Francisco García Jurado, Grupo de investigación UCM “Historiografía de la literatura grecolatina en España”.
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