martes, 12 de agosto de 2008

EN RECUERDO DE ANTONIO JIMÉNEZ GARCÍA


Todavía escribo conmovido por la noticia que acabo de recibir en un correo electrónico de Ramón Emilio Mandado Gutiérrez, Presidente de la Sociedad Menéndez Pelayo. Hace unos días, el 28 de julio de 2008, falleció de manera repentina mi compañero y amigo Antonio Jiménez García, profesor de Historia del Pensamiento Español en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. Con su partida queda truncado nuestro propósito de sacar adelante un estudio sobre Alfredo Adolfo Camús que contemplase, además de su faceta filológica, el lado filosófico, apenas explorado y tan vinculado al idealismo y el eclecticismo. Tampoco estudiaremos ya juntos a Pedro Urbano González de la Calle, a cuyo padre, el krausista Urbano González Serrano, dedicó Antonio una inolvidable tesis doctoral.
Nos veíamos, si no todos los días, sí todas las semanas, bien en los pasillos comunes de nuestro edificio (él en su Facultad de Filosofía y yo en la de Filología, pero en el mismo piso), bien en el obligado paseo entre nuestro viejo edificio y los nuevos, durante el cambio de clase. Ahí aprovechábamos para contarnos nuestros progresos y, por qué no, algunas de nuestras cuitas personales. No tengo foto de Antonio, pero sí guardo en el Archivo de Historiografia esta imagen colectiva del año 2001, precisamente delante de la Biblioteca Menéndez Pelayo, en Santander, donde se celebraron, con él como Presidente, las V Jornadas de Hispanismo Filosófico. Él está en la segunda fila, pero es más fácil guiarse por la primera, pues al llegar a la tercera persona por la izquierda (algunos me reconoceréis) justo detrás está él. Es una fotografía que se publicó en El Diario Montañés del martes 17 de abril de 2001. Una primavera espléndida en Santander.
La muerte siempre es terrible, pero cuando coge por sorpresa a una persona llena de vida y de proyectos nos sobrecoge aún más.

Francisco García Jurado

H.L.G.E.




lunes, 11 de agosto de 2008

ORTEGA Y LA GRAMÁTICA LATINA DE CEJADOR (PRIMERA PARTE)


Quería hace tiempo dedicar algunas de estas reflexiones a un texto de Ortega y Gasset que, además de rendir justo homenaje a su maestro de latín, Julio Cejador, tiene una calidades literarias bastante notables. El texto, en mi opinión, no debe dejarse de lado cuando se acometa el estudio histórico del método para aprender latín que compuso Cejador precisamente en 1907 (es precisamente lo que va a hacer Javier Espino). Así que, sin más preámbulos, ofrezco la primera parte del texto para que lo disfrutéis:

“SOBRE LOS ESTUDIOS CLÁSICOS” (publicado en El Imparcial el 28 de octubre de 1907)

Aere perennius.- Horatio: Carmina

Pan amaba a Siringa, ninfa moza, de azules venas y de nervios de oro. Y era Pan labrador, pastor de encinas, de ásperas hayas, de sonantes olmos y de vagos ensueños generosos. Pan no era más: en sus espaldas broncas cargaba troncos de árboles y luego quedar solían en sus barbas foscas algunas verdes hojas enredadas. De experta planta, de nervudo pecho, de anchas orejas y de tez tostada, sentía Pan fluir por sus arterias la savia añeja que rezuma el campo… Pero ¿a qué contar más por lo largo esta historia, que todos habréis visto, como yo, contada en algún mármol? Pan perseguía a Siringa; cuando llegó el otoño sopló un viento de sierra que se llevó el alma de Siringa tal vez hasta el cuerpo de una corza. El cuerpo suyo quedó tendido junto a una fuente de alma temblorosa; sus sienes quedaron quietas, aquellas sienes donde la sangre golpeaba con ritmo tan claro, que el ciego Homero, oprimiendo una de ellas con sus anchos labios, hubiese podido componer algunos hexámetros, como dicen que los compuso Goethe digitando sobre el hombro de un italiana a quien amó.
El cuerpo de Siringa estuvo tanto tiempo oculto a las pesquisas de Pan, que en el seno de sus pálidos pechos luminosos, una alondra, en abril, labró su nido. Al cabo hallóle Pan y le dio allí mismo sepultura; y sufría con tamaña reciedad su corazón que se le fue de los ojos aquella mirada oscura de bestia melancólica. Y a la vuelta de unas estaciones nacieron sobre la tierra en que la enterrara los brazuelos tiernos de unas cañas. Pan los cortó y se adobó una flauta al modo pastoril, pero de singular dulzura. Y solía venir no lejos de la fuente; sentábase en el umbral del bosque, sobre el dorso de una piedra blanca e inflando los carrillos al tiempo que el sol transmontaba, hacía pasar al través de las rubias cañas toda el alma de la selva armoniosa. El aire temblaba dentro de las cañas y en la fontana temblaba a ritmo el agua. Este amor doloroso fue la flor de su vida eterna y desde entonces amó todas las cosas estrictamente como solo Pan ama. Quedóse simplemente una tibia melancolía que él se curaba con blandas burlas, saliendo a los caminos a arredrar los labriegos medrosos. Tornando al bosque, pensaba.
Todos conocéis esta historia tan bella que da ganas de llorar, y que como a todas las historias bellas, acostumbramos llamar “mito” por eufonía y por continencia científica. Si la cuento ahora, débese a que ayer mi maestro y amigo don Julio Cejador me envió un Nuevo método para aprender el latín, que ha recién compuesto; esto me llevó a pensar en los estudios clásicos, estos al clasicismo griego y este a restaurar la pastoral antigua que os he traído a la memoria.
Porque veo yo en Pan antes de sus amores un símbolo de la bestia blanca de Europa antes de Grecia, que viene a ser la Siringa de la fábula. Como en Siringa se hizo la bestia Pan, Dios-Pan, se hizo hombre en Grecia la blanca bestia. Sin la disciplina helénica solo hubiera sido una posibilidad más hacia lo humano, como lo fueron la bestia metafísica asiática o la bestia totemista de África.
Fue preciso que llegara la claridad de Grecia para que los nervios del antropoide alcanzaran vibraciones científicas y vibraciones éticas; en suma, vibraciones humanas. Dejo para unas disputas que estoy componiendo contra la desviación “africanista” inaugurada por nuestro maestro y morabito don Miguel de Unamuno, la comprobación de este aserto mío: que el hombre nació en Grecia y le ayudó a bien nacer, usando de las artes de su madre, la partera, el vagabundo y equívoco Sócrates.
Acaso no haya habido época de las plenamente históricas, tan ajena como la nuestra al sentimiento, a la preocupación de la cultura. Hoy nos basta con la civilización, que es cosa muy otra, y nos satisfacemos cuando nos cuentan que hoy se va de Madrid a Soria en menos tiempo que hace un siglo, olvidando que, solo si vamos hoy a hacer en Soria algo más exacto, más justo o más bello de lo que hicieron nuestros abuelos, será la mayor rapidez del viaje humanamente estimable. Pues habremos de reconocer que la civilización no es más que el conjunto de las técnicas, de los medios con que vamos domeñando este ingente y bravío animal de la naturaleza para las intenciones sobrenaturales. Adviértase que no digo sobrehumanas, sino sobrenaturales, y ejemplo de estas puede ser la institución del socialismo, o si es de la otra banda, el fomento del sobrehombre. (…)”

(continuará en el próximo blog)

José Ortega y Gasset, “Sobre los Estudios Clásicos”, en Misión del bibliotecario y otros ensayos. Segunda edicion, Madrid, Revista de Occidente, 1967, pp. 21-24

sábado, 9 de agosto de 2008

“ANACLETAS” DE CONFUCIO Y PERGAMINOS “DE PAPEL” EN LA CEREMONIA DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS



No pude dejar de ver ayer la impresionante ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing. Seguí la retransmisión por la primera cadena de TVE, que es la que seguramente habrá visto la mayor parte de los espectadores. Los periodistas que narraban la ceremonia fueron un complemento que enriqueció lo que veíamos. Pero sí me hizo daño al oído el reiterado uso de la palabra “pergamino” para referirse a la gigantesca hoja de papel que ocupaba el centro del estadio olímpico. El pergamino se inventó en “Pérgamo”, no en China, y no está hecho de papel, sino de la piel raspada de un animal. Más puntual fue el uso de la graciosa palabra “Anacleta” para hablar de las “Analectas de Confucio” (nótese cómo baila una letra dos posiciones). Es una palabra griega, aunque parezca mentira. Entiendo que el trabajo de los periodistas que retransmitieron la ceremonia fue notable, pero estos deslices dan cuenta de la poca importancia que concedemos a la cultura frente a los fuegos artificiales.


Tampoco me resisto a contar alguna cosa relativa a mi experiencia con los libros chinos y, sobre todo, con su tacto, tanto el de los que están hechos de papel como los confeccionados con la seda. Como curiosidad, diré que hay un interesante mundo de libros antiguos en China, si bien el concepto de libro difiere del nuestro. Al igual que las caligrafías
chinas se enrollan como los antiguos volúmenes romanos, los libros se pliegan. De esta forma, tales libros parecen acordeones y no tienen la lomera características que podemos ver en nuestras bibliotecas. Entrar en una antigua
biblioteca china, como la que se conserva en la Casa del Pescador (arriba en la foto), en la ciudad de Suzhou, es una experiencia fascinante. Los libros, plegados tal como os he dicho, se disponen horizontalmente en los anaqueles, y son diíficiles de reconocer para los occidentales. La foto que veis a la derecha puede ilustrar mejor que yo lo
que quiero decir.


Fue también un gran placer poder encontrar muy cerca de allí, en una callejuela llena de tenderetes, ejemplares antiguos (calculo que del siglo XIX), tanto en seda como en papel, de libros chinos. Las foto que aparece a la izquierda muestra cómo es un libro estampado en seda. Su tacto es muy suave, y resulta toda una experiencia sensorial y visual. En la imagen observamos el típico reparto entre el texto caligráfico y el paisaje (y con un poco de atención podremos ver uno de los característicos sellos rojos que dan cuenta de la autoría). Por su parte, en la última imagen que cierra este texto como colofón aparece un libro hecho de papel. Su tacto es rugoso y agradable, acorde con el propio tono alegre de sus ilustraciones. Por su mayor exotismo, elegiría el libro en seda, pero el tacto del segundo se me hace familiar a pesar de venir de tan lejos.
Cuando Borges evocó a Virgilio lo hizo con la figura de una mano que acariciaba la seda de oriente. Su nombre latino proviene del pueblo chino más occidental, los Seres, que evocan la ruta de la seda. Se creían aún en tiempos del poeta latino que la seda nacía directamente de los árboles. Historia y mito se confunden al contar estas hermosas historias.
Francisco García Jurado
H.L.G.E.




viernes, 8 de agosto de 2008

NUESTRA MEMORIA: EL ARCHIVO DE HISTORIOGRAFÍA




La documentación que se va generando con la investigación del grupo requiere de un procesamiento sencillo que la haga disponible cuando llegue a ser necesaria. Por ello, hace ya tiempo, articulé un Thesaurus según el cual se van archivando los diferentes documentos que tienen que ver, de manera directa o indirecta, con la actividad que desarrollamos en el campo de la historiografía literaria y de la historia cultural de los estudios clásicos. Cada seis meses actualizo el índice de entradas. Literatura, historia, educación y, sobre todo, muchos nombres propios, van enriqueciendo poco a poco este archivo. Este es su estado actual (8 de agosto de 2008):





ARCHIVO DE HISTORIOGRAFÍA (AH). THESAURUS
AGOSTO DE 2008

-ACADEMIA DE LA HISTORIA
-ACADEMIA DE LOS DESCONFIADOS
-ALCALÁ GALIANO
-ALEMANY SELFA, Bernardo
-ALTAMIRA, Rafael
-AMÉRICO CASTRO (vid. SÁNCHEZ ALBORNOZ)
-APUNTES DE CLASE (CANALEJAS)
-ARABISMO
-ATENEO DE MADRID

-BALCELLS, Joaquim
-BARROCO
-BATAILLON, Marcel
-BATLLORI, Miquel
-BENAT METGE (FUNDACIÓN)
-BIBLIOTECA COLOMINA (Jerez)
-BLANCO WHITE
-BULLÓN, Eloy

-CAMÚS y GALDÓS
-CAMÚS (Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia)
-CAMÚS (Obras)
-CAMÚS (Programa de curso)
-CAMÚS y CLARÍN
-CAMÚS y VICO
-CAMÚS, Alfredo Adolfo (Documentos del Archivo Histórico Nacional)
-CAMÚS, Alfredo Adolfo (Documentos del Ateneo de Madrid)
-CAMÚS, Alfredo Adolfo (Documentos hemerográficos)
-CARO, Miguel Antonio
-CARRASCO, Bernardo
-CASTRO, Américo (vid. SÁNCHEZ ALBORNOZ)
-CATEDRÁTICOS
-CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS (véase JUNTA DE AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS)
-CLARÍN
-COSSÍO, Manuel Bartolomé
-COSTANZO, Salvador

-EDAD MEDIA
-EGUIARA Y EGUREN, Juan José
-EMÉRITA. REVISTA DE FILOLOGÍA CLÁSICA
-ENSEÑANZA DE LAS HUMANIDADES

-FABRICIO, Bibliotheca Latina
-FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DE MADRID. 75 ANIVERSARIO
-FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS. DEPURACIONES
-FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DE MADRID. DOCUMENTOS Y ESTUDIOS
-FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DE MADRID. PROGRAMA DE LOS CURSOS DEL AÑO ACADÉMICO DE 1935-1936
-FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DE MADRID. ACUERDOS DE LA COMISIÓN EJECUTIVA 1933
-FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DE MADRID. EXPEDIENTES DE LA FACULTAD
-FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Francisco

-GARCÍA DE DIEGO, Vicente
-GAUME, Jean-Joseph
-GENERACIÓN DEL 27
-GÉNEROS E HISTORIA LITERARIA
-GIL DE ZÁRATE, Antonio
-GIL, Luis
-GLENDINNING, Nigel
-GONZÁLEZ DE LA CALLE, Pedro Urbano
-GRAMÁTICA HISTÓRICA
-GRAMÁTICA LATINA y ARCHIVO VIRTUAL DE LA EDAD DE PLATA (1968-1936)
-GRIEGO EN EL SIGLO XVIII
-GUERRA CIVIL (1936-1939)

-HELENISMO EN ESPAÑA DURANTE EL SIGLO XIX
-HERRERA Y ROBLES (Traducción de Virgilio)
-HISPANISMO FILOSÓFICO
-HISTORIOGRAFÍA FILOSÓFICA EN ESPAÑA
-HISTORIOGRAFÍA LITERARIA ESPAÑOLA
-HISTORIOGRAFÍA LITERARIA GRECOLATINA
-HOMERO
-HUMANISMO/HUMANISTAS
-HUMBOLDT, Wilhelm von

-ILUSTRACIÓN
-INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA/JUNTA DE AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS/CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS
-ISABEL II
-IZQUIERDO MOYA, Juliana

-JESUITAS

-KRAUSISMO

-LATÍN EN EL SIGLO XIX
-LAURAND
-LINGÜÍSTICA INDOEUROPEA
-LUCANO

-MANUALES DE LITERATURA LATINA
-MANUALES ESPAÑOLES
-MANZANARES DE CIRRE, Manuela
-MARAVALL, José Antonio
-MARCO AURELIO
-MENÉNDEZ PELAYO, Marcelino
-MENÉNDEZ PELAYO, Marcelino (Programa de literatura española)
-MENÉNDEZ PIDAL, Ramón
-MILLARES CARLO, Agustín
-MIRABEAU
-MITOS HISTÓRICOS
-MORALEJO LASO, Aberlardo
-MUSSO Y VALIENTE

-NACIONALISMOS
-NEGRÍN, Juan
-NISARD

-ORTEGA Y GASSET, Ortega

-PABÓN, José Manuel
-PEREDA, José María
-PÉREZ GALDÓS, Benito
-PIERRON, Alexis
-PLAUTO
-PRENSA MADRILEÑA
-PROFESOR DE LATÍN EN LA LITERATURA ESPAÑOLA (vid. PEREDA)
-PROGRAMAS DE LITERATURA LATINA
-PROGRAMAS PARA LAS ASIGNATURAS DE FILOSOFÍA
-PROYECTOS DE HISTORIOGRAFÍA
-RENACIMIENTO
-RESIDENCIA DE ESTUDIANTES/RESIDENCIA DE SEÑORITAS/INSTITUTO INTERNACIONAL
-RUBÉN DARÍO

-SÁNCHEZ ALBORNOZ
-SCHILLER
-SEGUNDA REPÚBLICA

-TRADICIÓN CLÁSICA
-TRÁGICOS GRIEGOS

-UNAMUNO
-UNIVERSIDAD CENTRAL
-UNIVERSIDAD DE BARCELONA

-VALERA, Juan
-VOLTAIRE

-WIELAND
-WOLF, Friedrich August








Francisco García Jurado


H.L.G.E.

lunes, 4 de agosto de 2008

PATRIMONIO MATERIAL E INTELECTUAL



Hace unos días, en Madrid, puede volver a un lugar mítico de mi infacia: la estación de metro de Chamberí. Sólo tenía un año cuando esta estación se cerró por razones técnicas. Después se la llamó la "estación fantasma". Me encantaba mirar aquel lugar tenebroso cuando el metro pasaba desde las estaciones de Iglesia hasta la de Bilbao. No creí, ciertamente, que pudiera estar algún día en sus andenes, pero así fué, y sentí que volvía a un lugar soñado. Esta recuperación de una vieja estación de metro como lugar para el recuerdo forma parte de un intento de salvaguarda del patrimonio industrial, particularmente de este patrimonio de los años 20 y 30 del pasado siglo XX. En general, algo parecido ocurre con muchas otras construcciones de la época que permanecen olvidadas, a pesar de su excelencia. Es el caso de la estación de tranvía llamada "STADIUM" que está sepultada en la Ciudad Universitaria, y que podéis ver a vuestra izquierda en una representación antigua. Sí, indudablemente hay un patrimonio invisible, no reconocido por la falta de sensibilidad que nos caracteriza, pero no por ello deja de existir.

Algo parecido es lo que nos corresponde a nosotros, integrantes del grupo HLGE, con una parte de nuestro patrimonio bibliográfico. Mientras el otro día dejaba por escrito las líneas de investigación de nuestro grupo, presenté una dedicada al estudio material de los documentos que constituyen nuestro objeto de estudio. Esta línea, que he denominado "Estudio y catalogación del patrimonio documental relativo a la Historiografía de los Estudios Clásicos en España", ya está en marcha gracias a la base de datos de nuestra página web (http://www.ucm.es/info/hlge/). Los materiales son muy diversos, como sabéis, y en el caso de la Historiografía de la Literatura, estos documentos pueden clasificarse en tres apartados:


(a) Manuales de literatura, que tienen un valor específico para dar cuenta de la transferencia de las ideas europeas en España. No resultan tan importantes por lo que son en sí mismos como por lo que reflejan de un estado de ideas y de su difusión entre los jóvenes estudiantes. Se puede hablar de manuales claramente oficiales, con poca personalidad, y manuales de autor, donde afloran los juicios críticos y las aproximaciones imprevistas. Algunos de los manuales son muy interesantes, como el de Canalejas y Méndez, por lo que puede verse en ellos de un estado de la historia política y cultural del momento en que se publican.
(b) A ello cabe unir otros materiales didácticos anejos, como las antologías de textos (alguna de ellas, como la compilada por Amador de los Ríos y Camús en 1849, fue muy significativa en la configuración de un canon de autores hispano-latinos), los programas de curso (los de Camús son fundamentales para entender la constitución, al menos teórica, de la asignatura de literatura griega y latina, vigente en las aulas universitarias hasta 1895), y los apuntes de clase (como los de Canalejas o Pérez Galdós).
(c) Disertaciones filológicas y estudios. Si bien son de calidad desigual, cabe hacer una relación de los principales materiales, como La vida de Virgilio a cargo de Mayáns o la disertación sobre Nevio de Balcells. La obra bibliográfica de Menéndez Pelayo ocupa, naturalmente, un lugar aparte. Dentro de este apartado cabría añadir los prólogos que preceden a muchas de las traducciones publicadas en grandes colecciones, como las de la Biblioteca Clásica de Luis Navarro y la Bernat Metge.

Cada campo de estudio requiere su clasificación concreta. Javier Espino, que estudia las gramáticas latinas, se está encontrando con un patrimonio documental bastante desconocido y a menudo fascinante.

Iremos dedicando, como en otras ocasiones ya hemos hecho, algunos de estos reportajes a comentar algunos momentos estelares de esta pequeña historia editorial.


Francisco García Jurado

H.L.G.E.




jueves, 31 de julio de 2008

PLACAS ILUSTRES Y TURISMO (y X): "GRECIA" EN SEVILLA. BORGES, EL LATÍN Y LA VANGUARDIA



Coincidiendo con el último día del mes de julio vamos terminar esta serie dedicada a Placas ilustres en ciudades diversas. No quería olvidarme de Sevilla, donde el número de placas que tenemos fotografiadas es sólo comparable a la importancia histórica y artística de la ciudad. Quería fijarme, precisamente, en una placa dedicada a la revista "Grecia", una publicación imprescindible para conocer las vanguardias literarias entre 1918 y 1920. José María Barrera López dedicó a la revista un completo estudio (Sevilla, Alfar, 1991). Las vanguardias se asocian a palabras como creacionismo y ultraísmo, y quizá suene raro que hablemos, en este caso, de otra palabra poco sospechosa de vanguardista, como es la palabra latín. Hace tiempo que me interesa ver cómo las modernas estéticas han recurrido a la Antigüedad para recrearla, y ese fenómeno, poco explorado, pero muy interesante, está también presente en el propio ultraísmo; lo voy a plasmar con un breve pero significativo ejemplo. Cuando vi por primera vez esta placa me acordé de que Borges estuvo, precisamente, vinculado al grupo sevillano. Borges, el latín y los integrantes de "Grecia" se combinan admirablemente en una imprevista asociacion. Saber latín no era para Borges algo indiferente. Su aprendizaje de la lengua de Virgilio en Ginebra, y la posibilidad de acceder a sus textos marcó al autor para toda la vida como uno de los aspectos más característicos de su creación. La combinación entre el uso del latín y la construcción de relatos fantásticos le viene, precisamente, de su admiración por las literaturas francesa, inglesa y alemana, lo que no está desconectado de cierto desdén por la literatura castellana, en especial por su prosa. A este respecto, Marcos-Ricardo Barnatán transcribe oportunamente la impresión que a Borges le causó un encuentro con unos “ultraístas” sevillanos (Marcos Ricardo Barnatán, Borges. Biografía total, Madrid, Temas de Hoy, 1995, p. 113):

“En Sevilla me vinculé al grupo formado alrededor de Grecia. Los integrantes de ese grupo, que se llamaban a sí mismos Ultraístas, tenían el propósito de renovar la literatura, rama de las artes de la cual no sabían nada. Uno de ellos me dijo cierta vez que todas sus lecturas se reducían a la Biblia, Cervantes, Darío y un par de libros del “Maestro”, Rafael Cansinos-Asséns. Sorprendió a mi cerebro argentino descubrir que no conocían lo francés y que para ellos no existía esa cosa denominada “literatura inglesa”. Llegaron a presentarme un “valor local” conocido como “el Humanista”, y no demoré en comprobar que su latín era más exiguo que el mío.”

De un autor que sueña con apropiarse La Eneida y que sonríe al encontrar en un libro de Gibbon un verso de Virgilio no cabe, quizá, un perdón piadoso ante el hecho de desconocer que tras la vanguardia siempre estarán los versos inmortales.


Francisco García Jurado


H.L.G.E.

domingo, 27 de julio de 2008

PLACAS ILUSTRES Y TURISMO VIII: BURCKHARDT EN ROMA



A veces, incluso en momentos en los que parece imposible saborear un instante, un rayo de luz viene a demostrarnos que la vida no es tan anodina y gris como solemos creer. Esto fue lo que sentí en Roma en la primavera de 2006 durante un viaje de fin de estudios de alumnos de 2º de bachillerato. Habíamos pasado el día recorriendo la ciudad y nos dirigíamos al metro Barberini. Tras pasar la famosa intersección de calles llamada Quattro Fontane bajábamos por la vía del mismo nombre. Allí, a la derecha, se encuentra el Palazzo Barberini, la actual Galería Nacional de Arte Antiguo, y pensaba, como en tantas otras ocasiones, en que era una pena que nuestros alumnos se fueran de Roma sin poder visitarla. Ya son varios años los que llevo visitando Roma en viajes de estudios y desde la primera vez que fui no he vuelto a pisar este palacio iniciado por Maderno, continuado por Borromini y terminado por Bernini. Como siempre, sentí esa opresión en el pecho, signo de lo que a uno le dicta hacer el corazón y lo que le dicta la sensatez cuando vas con un grupo de alumnos. Inmersa en esos pensamientos y demorándome para evitar que algún alumno quedara rezagado miré la fachada del edificio colindante al palacio. Fue en ese momento cuando vi una placa, la observé y me di cuenta de que estaba dedicada por la Comuna de Roma a Jacob Buckhardt. Mi cara, lo sé porque me lo comentó una de mis alumnas, cambió de expresión y se iluminó. Állí había estado el gran historiador de la cultura que contribuyó, junto con Michelet, a la acuñación del concepto de Renacimiento. Me acordé de Paco y de mi hermana y deseé que estuvieran también allí, pero no estaban. Así que lo único que podía hacer era dejar constancia de mi revelación y aquí está el resultado. Contenta y con la ilusión de sentir que el día se había tornado diferente en un instante, regresé con mis compañeras al hotel. En ese viaje también tuve la suerte de poder trasladarme a Venecia. Fue cuando vi la Via de Goldoni, pero eso fue otro día y otra historia.



María José Barrios

H.L.G.E.